Patología traumatológica del miembro superior
Codo
Anamnesis y exploración física
La exploración del codo doloroso debe                        realizarse tras una anamnesis adecuada en la que se especifique                        la existencia de traumatismos, enfermedades sistémicas,                        especialmente reumatológicas (artritis reumatoide,                        gotosa, artrosis,...), factores ocupacionales, deportivos,                        localización del dolor, características, duración,                        y movimientos precipitantes del mismo, existencia o no de                        parestesias, así como el grado de limitación                        funcional.
                   
                     Puede tratarse de un dolor claramente localizado, típico                        de la patología extraarticular, dolor articular profundo                        o el dolor pobremente localizado de la neuropatía                        cubital. El dolor referido en el codo, especialmente el                        originado en el cuello o el hombro es habitualmente difuso.                      
                   
                     Se deben realizar las siguientes exploraciones:
                   
                     • Inspeccionar la existencia de tumefacciones o deformidad                        articular.
                     • Palpar epicóndilo, epitróclea, el                        canal del nervio cubital entre ésta y el olécranon                        y por último la cabeza del radio se localiza por                        delante del epicóndilo con el codo en semiflexión.
                     • Comprobar que se mantienen las referencias anatómicas:                      
                   
                     Línea de Hueter: línea recta formada por epitróclea,                        olecranon y epicóndilo en el plano frontal con el                        codo en extensión.
                     Triángulo de Nelaton (Foto 1): triángulo formado                        por las tres prominencias óseas citadas anteriormente                        con el codo flexionado a 90º.
                   
                     Ambas características se pierden en las luxaciones                        del codo.
                   
                     Medir el ángulo valgo fisiológico (5º                        en el hombre y 10º en la mujer).
                   
                     Explorar bilateralmente los 4 movimientos de la articulación                        del codo de forma activa, pasiva y contrarresistencia:
                     Extensión hasta 0º, flexión hasta 150º,                        pronación hasta 75º con el codo en semiflexión,                        supinación hasta 85º con el codo en semiflexión.
                   
                     En la mayoría de los casos la reducción de                        la amplitud de los movimientos se debe al dolor.
                   
                     La aparición de dolor ante movimientos pasivos pero                        no en los resistidos indica patología intrarticular,                        mientras que el dolor que se manifiesta solamente en movimientos                        resistidos indica patología músculo-tendinosa                        asociada con dicho movimiento.
                   
                     El codo doloroso suele deberse a patología periarticular.
                   
                     En traumatismos con sospecha de fractura o luxación                        del codo valorar presencia de pulsos, equimosis o hematomas,                        temperatura de la piel y trastornos de la sensibilidad o                        movilidad de las zonas distales al foco de la lesión.
Pruebas complementarias
Las radiografías anteroposterior y lateral del codo son necesarias cuando se sospechan luxaciones o fracturas del codo aunque dada la urgencia del caso por las posibles complicaciones asociadas, deberán realizarse en medio hospitalario. También pueden ser útiles las radiografías cuando por la anamnesis y exploración física no se identifique la causa o cuando tras tratamiento no se consigue mejoría del proceso. En la patología periarticular del codo tienen escaso interés.
Patología del codo
Patología articular traumática
Fracturas y luxaciones
                     Los traumatismos importantes en esta articulación                        pueden producir fracturas, luxaciones o fracturas-luxaciones                        (Tabla                        1), en general más prevalentes en edad pediátrica.                        Las fracturas son más frecuentes en los niños,                        donde también suelen producirse lesiones en el cartílago                        de conjunción que dan lugar a epifisiolisis. En adultos                        jóvenes tienen mayor incidencia las luxaciones o                        los grandes destrozos articulares. Después de los                        50 años, las fracturas del codo predominan en mujeres                        con osteoporosis postmenopausica.
Pronación dolorosa
                     Es un caso particular de patología traumática                        por tracción brusca de la mano del niño que                        ocurre en edad pediátrica, generalmente en niños                        de 1 a 4 años. Probablemente es la lesión                        traumática más frecuente en esta edad. Es                        una subluxación de la cabeza del radio con interposición                        del ligamento anular dentro de la articulación. La                        clínica predominante es de dolor continuo o al manipular                        el antebrazo.
                   
                     A la exploración se evidencia impotencia funcional                        relativa, con dificultad para coger y manipular objetos                        con el miembro lesionado, imposibilidad para la supinación                        del antebrazo, actitud antálgica con antebrazo en                        aducción y pronación.
                     No es necesario el estudio radiológico salvo duda                        diagnóstica.
                   
                     El tratamiento puede realizarse en la consulta de Atención                        Primaria mediante tracción, flexión y supinación                        coordinada y casi simultánea. Si no se consigue la                        reducción o ante dudas clínicas se coloca                        un cabestrillo o férula en supinación, produciéndose                        la reducción espontánea. En caso contrario                        debe derivarse al hospital.
Patología articular no traumática
                     Artrosis, artritis microcristalinas, artritis infecciosas,                        osteocondromatosis sinovial.
Patología periarticular
                     Es la causa más frecuente de codo doloroso. Comprende                        las siguientes entidades: epicondilitis, epitrocleítis                        y bursitis olecraniana, ya explicadas ampliamente en el                        capítulo referente a infiltraciones.
Neuropatías por atrapamiento
                     Los nervios cubital, radial y mediano presentan mayor riesgo                        de compresión en el codo por atravesar compartimentos                        osteomusculares y discurrir superficialmente. La clínica                        suele caracterizarse por aparición de parestesias                        o disestesias en el área sensitiva del nervio afectado                        de predominio nocturno y durante el reposo, mejora con los                        movimientos, aunque se acentúa con el estrés                        continuado de antebrazo y mano. A largo plazo aparecen debilidad                        muscular y atrofia de la musculatura inervada así                        como déficits motores.
                   
                     Exploración física: Signo de Tinel positivo:                        parestesias/disestesias al golpear con el martillo de reflejos                        la zona de atrapamiento del nervio.
                   
                     El diagnóstico se confirma mediante estudio electrofisiológico.                        Se debe realizar diagnóstico diferencial con enfermedades                        articulares crónicas, polineuropatías, radiculopatías                        y enfermedades neurológicas sistémicas como                        la ELA.
                   
                     • Neuropatía cubital: segunda en prevalencia                        del miembro superior tras el síndrome del tunel carpiano                        (nervio mediano, ver capítulo de infiltraciones).                        Mecanismo de producción: compresión del nervio                        cubital en el canal olecraniano interno por traumatismos                        o compresión sobre la región cubital del codo.
                   
                     ¿Cómo sospecharla? Manifestaciones clínicas                        variables: molestias y alteraciones sensitivas mínimas,                        parestesias en zona medial del antebrazo, muñeca,                        4º y 5º dedos, pérdida de fuerza, atrofia                        de la eminencia hipotenar y debilidad de los músculos                        intrínsecos de la mano. La clínica se reproduce                        al mantener durante 3 minutos el codo en flexión                        y la muñeca en extensión.
                   
                     Su diagnóstico y tratamiento precoces consiguen la                        recuperación total. Si no, se puede producir debilidad                        de los músculos intrínsecos de la mano. El                        tratamiento puede ser conservador si los síntomas                        son leves y de carácter intermitente. Si la neuropatía                        es más severa el tratamiento será la descompresión                        quirúrgica.
                   
                     • Síndrome del tunel radial: El nervio radial                        recoge la sensibilidad de la región posterior del                        antebrazo. Mecanismo de producción: Los traumatismos                        son la causa más frecuente, se produce por actividades                        que requieren extensión y pronación del antebrazo                        con flexiones repetidas de la muñeca. Su compresión                        en el codo puede ocasionar dolor en la región del                        epicóndilo, parestesias y debilidad para la extensión                        de los dedos.
                   
                     Suele ser subsidiario de tratamiento quirúrgico.
                   
                     • Síndrome del pronador:
                   
                     Mecanismo de producción: Se produce por atrapamiento                        del nervio mediano al pasar bajo el músculo pronador.                      
                     ¿Cuándo sospecharlo? Cuando existe dolor difuso                        del antebrazo y debilidad a la pronación. La pronación                        resistida del antebrazo con la mano en flexión produce                        dolor.
                   
                     Tratamiento: Inicialmente reposo y si no se produce mejoría,                        descompresión quirúrgica.
ANTEBRAZO
Patología
                     del antebrazo
Fundamentalmente traumática con producción                        de fracturas y fracturas-luxaciones. Los traumatismos del                        antebrazo son relativamente frecuentes en niños y                        adultos jóvenes.
                   
                     Dado que cúbito y radio están unidos entre                        sí a varios niveles, la fractura desplazada en uno                        de los huesos suele producir una lesión a distancia                        del otro o una luxación de las articulaciones proximales                        o distales.
Fracturas de cúbito y radio                        (Foto                        2)
                   
                     ¿Por qué se producen?
                     Los traumatismos por golpe directo sobre antebrazo pueden                        provocar fractura transversal de uno de los huesos (generalmente                        el cúbito, más raramente de ambos al mismo                        nivel). Es el mecanismo de producción más                        frecuente.
                     Los traumatismos indirectos (golpe sobre mano extendida)                        pueden producir fracturas espiroideas de ambos huesos a                        diferente nivel o fractura-luxación.
                   
                     ¿Cómo sospecharlas? Dolor en la zona de la                        fractura e hipersensibilidad perilesional con deformidad                        importante en fracturas desplazadas, tumefacción                        local y equímosis/ hematoma, mínimo en niños                        cuando se trata de fracturas en tallo verde. Limitación                        funcional variable. Explorar siempre la presencia de pulsos                        distales y la sensibilidad y movilidad en antebrazo y mano                        para descartar la existencia de lesiones neurovasculares.
                   
                     Exploraciones complementarias: La radiografía AP                        y L de todo el antebrazo incluyendo codo y muñeca                        resulta imprescindible para el diagnóstico. Ante                        la sospecha de afectación neurológica debe                        realizarse estudio electrofisiológico.
                     Manejo en el Centro de Salud: En los niños son frecuentes                        las fracturas en tallo verde, siendo posible un tratamiento                        conservador. Si las fracturas son de trazo capilar sin desplazamiento                        ni lesiones neurovasculares asociadas el tratamiento puede                        ser conservador: Férula la primera semana y posteriormente                        yeso completo durante 5-6 semanas. La inmovilización                        del codo debe realizarse en prono-supinación media.                        Deben realizarse controles radiológicos cada 1-2                        semanas.
                   
                     ¿Cuándo derivar? Las fracturas desplazadas                        o anguladas y las fracturas- luxaciones requieren derivación                        a Urgencias de Traumatología para su reducción.
¿Qué son las fracturas-luxaciones?
                     Las de Monteggia y Essex-Lopresti ya se comentaron en la                        parte referente al codo. La fractura-luxación de                        Galeazzi es una fractura de la diáfisis radial y                        luxación cubital distal. Su mecanismo de producción                        es indirecto y es de tratamiento quirúrgico.
                     MUÑECA Y MANO
Evaluación diagnóstica
                     de la muñeca dolorosa
Existe un número considerable de patologías que cursan con cuadros dolorosos de la muñeca y la mano, por lo que es necesaria una aproximación sistemática al paciente para llegar a un diagnóstico correcto.
Anamnesis
                     Los siguientes aspectos se deben recoger en la primera evaluación.                        Localización y características exactas del                        dolor, irradiación, antecedentes traumáticos,                        antecedentes de microtraumatismos de repetición,                        actividades agravantes del dolor y patología sistémica                        asociada.
Examen físico
                     La exploración debe incluir de forma rutinaria el                        miembro superior y la columna cervical. La exploración                        puede sistematizarse como sigue:
                   
                     Palpación: Los siguientes relieves óseos son                        fácilmente accesibles en la mano: tuberosidad del                        escafoides, apófisis estiloides cubital y radial,                        pisiforme, gancho del ganchoso y tubérculo de lister.                        Se deben palpar todas las articulaciones.
Examen radiológico
                     Casi todas las causas que provocan dolor crónico                        de muñeca precisan de un estudio radiológico                        complementario para él diagnostico definitivo. En                        los procesos no traumáticos, la historia y la exploración                        suele ser suficiente para diferenciar entre las dos causas                        mas frecuentes: tendinitis y síndromes por atrapamiento                        nervioso. En los casos que no entran dentro de estos supuestos                        la radiología convencional y la gammagrafia facilitan                        el diagnóstico (artrosis, neoplasias, infecciones).                        La positividad de esta última obliga a realizar nuevas                        exploraciones.
Diagnóstico diferencial
                     Debe realizarse fundamentalmente dentro de los siguientes                        grupos:
                   
                     • Dolor de origen traumático.
                     • Dolor de origen inflamatorio o metabólico.
                     • Neoplasias.
                     • Infecciones.
                     • Dolor originado en nervios periféricos.
                     • Tendinitis.
                     • Necrosis avascular.
Lesiones traumáticas de la muñeca
Fracturas y luxaciones (Tabla                        2)
                     Generalmente pueden manejarse en Atención Primaria                        pero hay que tener en cuenta ciertas características                        de la muñeca que pueden hacer que pasen desapercibidas                        lesiones importantes que cursan con escasa clínica:
                   
                     Fractura en rodete suprametafisaria del radio en niños,                        subluxación del semilunar, fractura del escafoides                        carpiano con manifestación radiológica en                        fase subaguda.
                   
                     En la muñeca pueden estar ausentes los signos clásicos                        de fractura, sobre todo en los niños.
                   
                     El estudio radiológico debe incluir las proyecciones                        AP y L así como proyecciones especiales ante la sospecha                        de fractura del escafoides. Hay que comprobar la relación                        entre los huesos del carpo, metacarpianos, cúbito                        y radio. Especial consideración debe tenerse con                        el semilunar que en la proyección lateral debe tener                        su convexidad alineada con el eje radio y su concavidad                        con el hueso grande y el tercer metacarpiano.
Esguince de muñeca
                     Muy frecuente, fundamentalmente en niños y jóvenes.
                   
                     ¿Cómo se produce? Por traumatismo en región                        dorsal o palmar, caídas banales sobre la mano.
                   
                     ¿Cómo sospecharlo? La flexo-extensión                        es dolorosa. No suelen existir signos inflamatorios ni limitación                        funcional importante.
                   
                     Es siempre recomendable realizar RX, AP y L de muñeca                        para descartar lesiones óseas que pueden pasar desapercibidas                        sobre todo en niños y jóvenes en los que habrá                        que valorar también la existencia de epifisiolisis.
                   
                     ¿Cómo se maneja?
                     1. Vendaje compresivo o elástico y cabestrillo durante                        2-3 semanas.
                     2. Férula dorsal de antebrazo durante 3-4 semanas                        en prono-supinación intermedia. Imprescindible cuando                        existe inestabilidad radiocubital distal.
                     Pronóstico: Favorable, aunque a veces dolores crónicos                        en muñeca que precisan férula para inmovilización                        articular.
Tendinitis de la mano y muñeca
                     Las tendinitis de la mano comprenden un grupo abigarrado                        de patologías con síntomas variables en general                        relacionados con la actividad laboral y de pronóstico                        esencialmente bueno.
Etiología
                     La causa de la inflamación y degeneración                        tendinosa se conoce mal. Él término tendinitis                        implica tanto la inflamación aguda como la degeneración                        del tendón secundarias a fallos en los procesos reparativos,                        que ocurren en dos circunstancias: cargas muy grandes o                        cargas repetidas, que acaban produciendo una “fractura”                        por estrés. Las variaciones anatómicas y algunas                        enfermedades sistémicas también son causa                        frecuente de tendinitis en esta región.
                   
                     Diversas enfermedades cursan con tendinitis de la mano.                        Entre las más frecuentes están la artritis                        reumatoidea, el hipotiroidismo, la DM, condrocalcinosis,                        gota, y algunas infecciones como la TBC y las infecciones                        por hongos.
                   
                     Las tendinitis de la mano entran dentro del grupo de la                        llamada enfermedad por sobrecarga de miembros superiores                        o “cumulative trauma disorders”, la segunda                        causa en importancia de enfermedad laboral. Los esfuerzos                        repetidos con la mano situada en flexión palmar,                        pronacion o desviación radiocubital han sido relacionados                        con la aparición de este tipo de problemas.
                   
                     Las tenosinovitis estenosantes ocurren en zonas de cambio                        de dirección del tendón y suponen el estadio                        final de la enfermedad.
Tendinitis del compartimento extensor
                     • Tendinitis de De Quervain: ver capítulo de                        infiltraciones.
                     • Síndrome de la intersección: Es la                        inflamación de los tendones del primer y segundo                        radial en el punto de cruce del abductor largo y extensor                        corto del pulgar, unos 6 cm proximal al tubérculo                        de Lister. Afecta a deportistas con actividades repetidas                        e intensas en miembros superiores, como remeros o levantadores                        de pesas. El tratamiento es similar al expuesto en el párrafo                        anterior.
                     • Síndrome del extensor propio del índice:                        El ejercicio repetido puede provocar una tenosinovitis estenosante                        de este tendón, que produce dolor sobre el tercer                        compartimento y con la extensión resistida.
                     • Tendinitis del cubital posterior: Este cuadro se                        corresponde siempre con la subluxación recurrente                        del tendón cubital posterior, que ocurre cuando se                        rompe el suelo del compartimento tendinoso por efecto de                        traumatismos de repetición. La subluxación                        puede reproducirse forzando la supinación con la                        muñeca en desviación cubital.
Tendinitis del compartimento flexor
                     La tendinitis de los flexores de los dedos puede ocurrir                        dentro del túnel carpiano y es una causa frecuente                        de atrapamiento del nervio mediano, sobre todo en pacientes                        con enfermedades sistemicas como la AR, gota y conectivopatías.                        Algunos autores recomiendan la exploración sistemática                        del compartimento tendinoso flexor en las liberaciones del                        túnel carpiano y la tenosinovectomia si existen signos                        de compromiso.
                   
                     • Tendinitis del cubital anterior: Es la más                        común de las tendinopatias de los flexores. Se asocia                        con trauma de repetición y deportes de raqueta. El                        dolor se localiza en un punto inmediatamente proximal al                        pisiforme y en ocasiones se asocia a compresiones del nervio                        cubital en el canal de Guyon. Es frecuente la existencia                        de calcificaciones en la inserción. El tratamiento                        consiste en medidas antiinflamatorias e inmovilización                        con yeso.
                   
                     • Tendinitis del palmar mayor: Produce un cuadro similar                        al anterior con dolor localizado en el túnel carpiano                        y en la base del pulgar. Los dos cuadros anteriores pueden                        requerir la descompresión quirúrgica.
                   
                     • Dedo en gatillo: ver capítulo de infiltraciones.
Patología traumática de la mano
Fracturas y luxaciones
                     de la mano (Tabla                        3)
Esguinces
Esguinces del primer dedo “pulgar del                        esquiador o del guardabosques”
                     Se produce por lesión secundaria a abducción                        forzada del ligamento colateral cubital de la articulación                        metacarpofalángica. Es el tipo de esguince más                        frecuente en el primer dedo.
                   
                     Clínica: dolor, tumefacción y limitación                        funcional en zona medial de primer dedo.
                   
                     Exploración física: Comparar la capacidad                        para realizar abducción forzada a 0 y 30º de                        flexión con el primer dedo de la otra mano. Dificultad                        o imposibilidad de agarrar formas cilíndricas (prueba                        de la botella).
                   
                     Los esguinces del ligamento colateral radial son menos frecuentes                        y se producen por abducción o torsión del                        primer dedo en flexión.
                     Actitud terapéutica: Derivar siempre los esguinces                        de segundo y tercer grado ya que estos requieren inmovilización                        con yeso y los de tercer grado precisan tratamiento quirúrgico.                        Los esguinces de primer grado pueden inmovilizarse con una                        férula antebraquial con lengüeta para el primer                        dedo durante 2-3 semanas.
                   
                     El esguince de la articulación interfalángica                        del primer dedo se inmoviliza con férula de yeso.
Esguinces del segundo al quinto dedo
                     Se producen por lesión secundaria a lateralización                        forzada radial o cubital de los dedos.
                     Clínica: Dolor, tumefacción y en caso de esguince                        de 2º o tercer grado inestabilidad articular que se                        valora por la existencia de bostezo. Radiología si                        se sospecha fractura o existe bostezo articular. Tratamiento                        mediante sindactilia al dedo adyacente durante 1-2 semanas                        y crioterapia la primeras 48 horas.
Lesiones no traumáticas de muñeca y mano
• Síndrome del tunel carpiano,                        ganglión y rizartrosis: Ver capítulo de infiltraciones.
                   
                     • Enfermedad de Dupuytren: Se produce por un engrosamiento                        nodular de la aponeurosis palmar que provoca una contractura                        en flexión de la mano. Inicialmente suele afectar                        a los dedos 4º y 5º. De causa genética                        o secundaria a enfermedades sistémicas o al alcoholismo.                        Inicialmente pueden ser útiles el calor y los ejercicios                        de extensión de la mano. En caso de producirse progresión                        de la misma será preciso el tratamiento quirúrgico.
                   
                     Patología traumatológica del miembro inferior
CADERA
Fracturas de cadera (Foto 5)
Son las fracturas de la extremidad proximal                        del fémur. Afecta en su mayoría a personas                        de más de 70 años, encontrando su mayor incidencia                        en mayores de 80 años y casi el 80 por ciento son                        mujeres. El riesgo anual de sufrir una fractura de cadera                        se relaciona con la edad, siendo cada vez más frecuentes                        debido al aumento de esperanza de vida en la población.                        Ocasionan una gran repercusión sociosanitaria con                        limitación funcional y dependencia para las actividades                        básicas de la vida diaria; más de un 10 por                        ciento quedan incapacitados y con un alto grado de dependencia.                        La mortalidad asociada a la fractura de cadera está                        entre un 5 y el 10 por ciento tras 1 mes del accidente y                        al año aproximadamente entre un 25 a un 35 por ciento                        de los pacientes.
                   
                     De acuerdo con su localización se clasifican de la                        siguiente manera:
                   
                     • Intracapsulares: subcapitales y transcervicales.                        Las fracturas subcapitales son raras y asociadas habitualmente                        a luxaciones coxofemorales. El pronóstico lo condiciona                        el grado de desplazamiento, en función del mismo                        Garden distingue entre no desplazadas y desplazadas.
                   
                     • Extracapsulares: intertrocantéreas y subtrocantéreas.                        Evans las clasifica en estables, cuando tienen dos fragmentos                        y no están muy desplazadas, e inestables cuando tienen                        tres o cuatro fragmentos.
                   
                     Mecanismo de producción: predominan en ancianos por                        la debilidad ósea secundaria a osteoporosis, tendencia                        a caerse y fallo de reflejos protectores de la caída.                        Sólo una pequeña proporción se presenta                        en jóvenes por traumatismos de alta energía                        (accidentes de tráfico o laborales). El mecanismo                        puede ser directo por impacto sobre el trocánter                        mayor ó indirecto actuando a lo largo del eje del                        fémur.
                   
                     ¿Cómo se sospecha y diagnostica una fractura                        de cadera? Sospecharemos una fractura de cadera cuando tras                        un antecedente de caída existe imposibilidad para                        la deambulación, dolor sobre trocánter mayor,                        ingle o tercio proximal del muslo, aumento del dolor a la                        movilización activa y pasiva de la cadera, equimosis                        o hematomas en región trocantérea y cara posterolateral                        de muslo, presencia de miembro inferior acortado, en abducción                        y rotación externa (fractura extracapsular desplazada).                        Menos frecuentemente el miembro inferior no se encuentra                        alterado (fractura intracapsular e impactada, sólo                        en el 15 por ciento de los casos).
                   
                     Se diagnostican mediante radiografías AP de ambas                        caderas para poderlas comparar y axial de la cadera afecta;                        en caso de no evidenciarse radiológicamente la fractura,                        siendo la clínica compatible repetiremos la radiografía                        en 10 días, o bien si la sospecha es alta se realizará                        una RNM (para fracturas incompletas o de estrés).
                   
                     Las fracturas intracapsulares desplazadas (inestables) tienen                        un mayor riesgo de complicación por la pobre irrigación                        de la cabeza del fémur y porque los vasos sanguíneos                        de esta zona pueden estar lesionados y ocasionar hasta un                        35 por ciento de necrosis de la cabeza femoral o una pseudoartrosis.
                   
                     Tratamiento: en la medida en que el estado de salud previo                        del paciente lo permita el tratamiento debe ser quirúrgico,                        aumentando así la funcionalidad y supervivencia del                        paciente. En pacientes que ya no deambulaban o que presentaran                        muy mal estado general se tratarán conservadoramente                        mediante reposo en cama y analgésicos, dando una                        mayor importancia al control de su estado general que a                        la consolidación de la fractura.
                   
                     • Las fracturas intracapsulares sin desplazamiento,                        podrán ser tratadas con analgésicos, reposo                        y seguidas de una movilización suave y progresiva.                        Sin embargo, la mayoría de las veces se opta por                        una fijación interna con menor riesgo de desplazamiento                        de fragmentos, intentando preservar la cabeza femoral. Si                        existe desplazamiento y el paciente es > de 70 años                        se optará por la sustitución de la cabeza                        femoral debido al elevado riesgo de necrosis.
                   
                     – Ventajas del reemplazo protésico: La recuperación                        postoperatoria es inmediata, con deambulación y carga                        precoz, no existen complicaciones de la osteosíntesis.
                   
                     – Desventajas del reemplazo protésico: Cirugía                        de mayor envergadura que la osteosíntesis, si los                        tallos protésicos no están cementados hay                        una mayor incidencia de dolor femoral, si los tallos están                        cementados existe una mayor probabilidad de embolia grasa.
                   
                     • En las fracturas extracapsulares se podrá                        realizar previamente tracción mantenida durante 30-45                        días, pero la mayoría son tratadas quirúrgicamente,                        debido al riesgo de una inmovilización prolongada                        en la población anciana. Se realizará reducción                        anatómica de la fractura estabilizándola mediante                        osteosíntesis con un implante o tornillo. Si existe                        una gran inestabilidad externa se utilizará un clavo                        intramedular proximal o incluso se realizará un reemplazo                        protésico electivo.
                   
                     La demora en el tratamiento quirúrgico duplica el                        índice de mortalidad durante el primer año.                        El objetivo principal del tratamiento quirúrgico                        es restablecer lo más tempranamente posible la capacidad                        funcional y la deambulación del anciano. La rehabilitación                        debe comenzar en primeras 48 horas para conseguir que la                        pérdida de la capacidad funcional sea lo menor posible.
RODILLA
Exploración física
                     de la rodilla
Para valorar correctamente las distintas                        estructuras que forman la articulación de la rodilla                        se realizarán una serie de maniobras exploratorias                        mínimas que se detallan a continuación:
                   
                     • Maniobra del choque, rebote o peloteo rotuliano:                        Importante para descartar la presencia de derrame articular.                        Consiste en colocar una mano encima del tendón cuadriccipital,                        presionando y con la otra se comprime la rótula.                        Si existe un derrame articular la rótula se “hunde”                        como consecuencia de la presión. Siempre comenzaremos                        la exploración de la rodilla por esta maniobra, pues                        si existe un derrame articular el resto de la exploración                        se ve dificultada por la presencia de líquido intraarticular.
                   
                     • Maniobra del valgo forzado (Foto                        6): Muy útil para descartar lesiones del ligamento                        lateral interno. El explorador se coloca a los pies del                        paciente, que estará en decúbito supino y                        con la rodilla en extensión completa. El explorador                        situará una mano en la cara externa de la rodilla                        y otra en la cara interna del tobillo, ejerce fuerza en                        sentidos opuestos, observando si existe un bostezo en la                        cara interna de la rodilla.
                   
                     • Maniobra del varo forzado (Foto                        7): Válida para descartar lesiones del ligamento                        lateral externo. Con el paciente y explorador en la misma                        posición, éste coloca una mano en la cara                        interna de la rodilla y la otra en la cara externa del tobillo                        y se ejerce fuerza en sentidos opuestos para valorar la                        cara externa de la rodilla. Esta maniobra y la anterior                        se deben realizar también con la rodilla del paciente                        en flexión de 30º pues así relajamos                        la cápsula articular, que es capaz de estabilizar                        la rodilla cuando está en extensión completa.
                   
                     • Maniobras del cajón, anterior y posterior:                        Se utilizan para valorar las lesiones de los ligamentos                        cruzados, anterior y posterior. El paciente se encuentra                        en decúbito supino y con la rodilla en flexión                        de 90º; el explorador se sienta sobre el pie del paciente                        y coloca sus dos manos abrazando la rodilla y con el primer                        dedo de las dos manos, a ambos lados del tendón rotuliano.                        Desde esta posición ejerce tracción de la                        porción superior de la pierna del paciente observando                        si existe desplazamiento de la meseta tibial sobre los cóndilos                        femorales, tanto anterior como posterior.
                   
                     • Maniobra del cepillo o de Rabot: Con la rodilla                        del paciente en extensión completa el explorador                        coloca la palma de la mano presionando sobre la rótula                        y la desplaza lateral y medialmente. Si aparece dolor hay                        que sospechar lesiones del cartílago como puede suceder                        en la gonartrosis o en la condromalacia rotuliana.
                   
                     • Maniobra de Steinman I: Junto a las siguientes maniobras                        se utiliza para valorar la integridad de los meniscos. El                        paciente estará en decúbito supino, con la                        cadera y la rodilla en flexión de 90º. El explorador                        palpa con una mano las interlíneas articulares fémoro-tibial                        y con la otra realiza rotación interna y externa                        del tobillo.
                   
                     • Maniobra de Steinman II: Es igual a la anterior                        pero además se realiza una flexión máxima                        de la cadera y una extensión de la rodilla. Si hay                        lesión meniscal se observa cómo el dolor se                        desplaza por la interlínea articular fémoro-tibial                        hacia delante.
                   
                     • Maniobra de Mc Murray (Fotos                        8 y 9): Con el paciente en decúbito supino, cadera                        en abducción y rodilla en flexión de 90º                        y rotación externa se realiza una extensión                        de la rodilla que equivale a llevar el talón del                        pie desde la rodilla hacia el pie contralaterales. Posteriormente                        se realiza con adducción de cadera y flexión                        de 90º y rotación interna de rodilla para valorar                        el menisco externo.
Patología de la rodilla
Al abordar la patología de la rodilla debemos diferenciar los procesos traumáticos, bien directos o indirectos, de otros procesos crónicos o degenerativos cuyo máximo exponente es la gonartrosis u otros de carácter inflamatorio cuyo análisis no nos compete por el momento.
 Entre ellos destacamos:
                   
                     • Derrame articular.
                     • Esguinces o lesiones de los ligamentos colaterales,                        cruzados, etc.
                     • Fracturas cerradas o abiertas. Epifisiolisis.
                     • Lesiones meniscales.
                     • Tendinitis.
                     • Bursitis.
                     • Subluxaciones y luxaciones de la rótula.
                     • Otros: quiste de Baker, lesión del nervio                        ciático poplíteo externo, enfermedad de Osgood-Schlatter,                        condromalacia rotuliana, aneurisma poplíteo…
Derrame articular
                     No se trata de un cuadro clínico específico                        sino de un signo más dentro de la semiología                        de la rodilla, pero dada su alta frecuencia, así                        como sus connotaciones en el diagnóstico y en el                        tratamiento de las distintas patologías de la rodilla                        que lo pueden originar se hace necesario su valoración.
                   
                     El derrame articular consiste en la ocupación por                        líquido sinovial de la cápsula articular.                        La etiología es muy variada. De una manera esquemática                        podemos agruparlas en:
                   
                     • Traumáticas: lesiones meniscales, lesiones                        ligamentosas, contusiones...
                     • Degenerativas: artrosis.
                     • Microcristalinas: condrocalcinosis, gota.
                     • Inflamatorias: artritis reumatoide, artritis psoriásica,                        artritis reactivas...
                   
                     El diagnóstico del derrame articular se basa en una                        simple inspección, observando una tumefacción                        generalizada (con lo que lo diferenciamos de tumefacciones                        localizadas de la rodilla como sucede en las bursitis) y                        en la realización de la maniobra del choque rotuliano,                        ya detallada con anterioridad.
                   
                     En la radiografía simple se pueden apreciar datos                        indirectos de ocupación articular.
                   
                     El tratamiento es el drenaje articular o artrocentesis,                        que puede ser además diagnóstica según                        las características del líquido sinovial:                        viscosidad, filancia, transparencia, color... Tras la artrocentesis                        debemos colocar un vendaje compresivo y volver a revisarlo                        en 24-48 horas.
Esguince de rodilla
                     Son más frecuentes las lesiones de los ligamentos                        colaterales, que se producen por situaciones que provocan                        un varo o un valgo de rodilla forzado, generalmente por                        mecanismo indirecto, que las lesiones de los ligamentos                        cruzados.
                   
                     Ejemplo: los traumatismos directos sobre la cara interna                        de la rodilla pueden provocar un estiramiento, y en ocasiones                        una rotura parcial o total del ligamento lateral externo.
                   
                     Podemos clasificar los esguinces en distintos grados (Tabla                        4).
                   
                     La clínica consiste fundamentalmente en dolor y un                        grado de impotencia funcional variable según la gravedad                        del esguince. En los esguinces grado II y III podemos apreciar                        una equímosis en el lugar de la lesión. En                        los esguinces más graves además existe inestabilidad                        articular.
                   
                     El diagnóstico es fundamentalmente clínico.                        Utilizamos las maniobras del valgo y varo forzado para estudiar                        las lesiones de los ligamentos colaterales y las maniobras                        del cajón anterior y posterior para las lesiones                        de los ligamentos cruzados. Se puede complementar el estudio                        mediante resonancia magnética nuclear (RMN), si se                        sospechan lesiones más complejas asociadas.
                   
                     El tratamiento se basa en reposo, inmovilización                        de la articulación con técnicas que van desde                        el simple vendaje compresivo en los esguinces leves, hasta                        los vendajes funcionales y la inmovilización con                        férula posterior pelvi-pédica, que se coloca                        desde pliegue glúteo hasta porción distal                        de pierna, tomando la precaución de almohadillar                        abundantemente con venda de algodón la región                        aquílea. Además se debe aconsejar hielo local,                        AINE y analgésicos en las fases iniciales. La cirugía                        se reserva para los casos en que hay inestabilidad manifiesta.
                   
                     La calcificación del ligamento lateral interno tras                        la rotura parcial del mismo y posterior calcificación                        del hematoma subperióstico se denomina enfermedad                        de Pellegrini-Stieda. A veces requiere la infiltración                        local con glucocorticoides.
Lesiones de los meniscos
                     Frecuentes en la práctica clínica diaria,                        se producen por rotación de la rodilla forzada mientras                        el pie se mantiene fijo.
                   
                     Son más frecuentes las lesiones de menisco interno.                        En definitiva lo que se produce es un cizallamiento del                        menisco correspondiente entre las dos superficies articulares                        adyacentes, la meseta tibial y el cóndilo femoral                        correspondiente.
                   
                     La clínica fundamentalmente consiste en dolor, limitación                        funcional y tumefacción con /sin derrame articular.                        En ocasiones si se produce una rotura del menisco, la porción                        libre se interpone entre las estructuras articulares provocando                        un bloqueo articular.
                   
                     El diagnóstico es eminentemente clínico. A                        la palpación, aparece dolor en la interlínea                        articular y éste se agudiza al realizar las maniobras                        especificas de exploración meniscales: Steinman I                        y II, Mc Murray y Appley. Suele ser habitual la presencia                        de derrame articular, que no suele ser demasiado llamativo.                        La radiografía simple aporta poco en el estudio de                        los meniscos. La RMN es la prueba diagnóstica de                        elección.
                   
                     El tratamiento se basa en el reposo relativo y la aplicación                        de medidas antiinflamatorias que incluyen la aplicación                        de frío local y el empleo de AINE por vía                        oral. Si existe bloqueo articular se realizarán movimientos                        de flexión y extensión, así como de                        rotación suavemente, evitando movimientos bruscos,                        hasta la resolución del bloqueo. En ocasiones será                        necesario recurrir a la artroscopia como solución                        definitiva.
Tendinitis
                     Consiste en la inflamación de un tendón, producida                        por traumatismo directo, o lo que es más frecuente                        por movimientos repetitivos. En la rodilla son más                        frecuentes la tendinitis del aparato extensor (cuadricipital                        y rotuliano) y la tendinitis de la pata de ganso.
                   
                     La tendinitis de la pata de ganso es frecuente en personas                        jóvenes y deportistas y en mujeres postmenopáusicas                        con gonartrosis, genu valgo y obesas. Aparece dolor intenso                        en cara interna y superior de la tibia y es más evidente                        cuando se realiza un movimiento de flexión resistida                        de la rodilla.
                   
                     El tratamiento incluye el reposo, la aplicación de                        medidas antiinflamatorias y la infiltración local                        con glucocorticoides (ver capítulo anterior).
                   
                     El aparato extensor de la rodilla está formado básicamente                        por el tendón del cuadriceps y el tendón rotuliano,                        divididos en su trayecto por la rótula. El sobreuso                        repetido es la causa más frecuente de tendinitis                        cuadricipital y de tendinitis rotuliana o rodilla del saltador.                        El dolor aparece sobre todo con los movimientos de extensión                        de la rodilla contrarresistencia. Según algunos autores                        un factor desencadenante pueden ser las alteraciones en                        el ”ángulo Q” formado entre el eje del                        tendón del cuadriceps y el eje del tendón                        rotuliano, que en condiciones normales es de 5-7º.
                     Otro factor a tener en cuenta es la presencia de una rótula                        alta que se puede detectar con la realización de                        una radiografía lateral de rodilla observando la                        relación entre la longitud de la rótula y                        la longitud del tendón rotuliano, determinado midiendo                        la distancia entre el polo inferior de la rótula                        y la tuberosidad anterior de la tibia (en condiciones normales                        la relación es 1:1).
                   
                     La radiografía convencional aporta poco al diagnóstico                        de ambas tendinitis, siendo necesario recurrir a la ecografía                        o a la RMN.
                   
                     Aparte del tratamiento habitual en los problemas mecánicos                        de la rodilla, con reposo y medidas antiinflamatorias, son                        útiles los relajantes musculares y el tratamiento                        fisioterápico, sobre todo en las lesiones crónicas.
Bursitis de rodilla
                     Ver artículo de infiltraciones (Revista EL MEDICO                        nº 1041).
Fracturas. Epifisiolisis 
                     Las fracturas en la rodilla son más raras, aunque                        con el aumento de los accidentes de circulación y                        los traumatismos directos sobre la rodilla se ven con relativa                        frecuencia.
                   
                     Entre las fracturas de rodilla destacan las de rótula,                        las supracondíleas y las de meseta tibial.
                   
                     El mecanismo por el que se producen las fracturas de rótula                        (Foto                        10) es por traumatismo directo, como ocurre en los accidentes                        de tráfico o en las caídas sobre las rodillas,                        o por mecanismo indirecto tras contracciones musculares                        bruscas.
                   
                     Las fracturas pueden ser verticales, las cuales son estables,                        u horizontales, con interrupción del aparato extensor                        de la rodilla y por lo tanto incapacidad para mantenerse                        en bipedestación y para la extensión de la                        rodilla.
                   
                     El diagnóstico se confirma tras la realización                        de radiografías póstero-anterior y laterales                        complementadas con radiografías axiales de rótula.
                   
                     No debemos confundir la presencia de una rótula bipartita                        con una fractura de rótula. En el primer caso el                        fragmento aparentemente fracturado está situado en                        el ángulo súperoexterno de la rótula                        y su borde es bien definido y redondeado.
                     La presencia de una fractura de rótula nos obliga                        a derivar al paciente a Atención Especializada.
                   
                     El tratamiento se basa en líneas generales en la                        colocación un yeso cerrado desde la región                        inguinal hasta el tobillo correspondiente previa protección                        de todas las prominencias óseas como maleolos, tuberosidad                        anterior de la tibia, etc..., durante seis semanas y posterior                        tratamiento fisioterápico.
                   
                     Las fracturas supracondíleas se producen tras traumatismos                        importantes o bien por la presencia previa de otra patología                        sobre el hueso. Se trata de fracturas muy sangrantes que                        en la mayor parte de las ocasiones requieren transfusiones                        sanguíneas. El miembro se encuentra en posición                        de abducción, rotación externa y acortamiento.
                   
                     El manejo de estas fracturas es hospitalario.
                   
                     Las fracturas de la meseta tibial suelen ser secundarias                        a traumatismos intensos bien sobre la cara lateral de la                        rodilla, bien sobre la cara medial, menos frecuentes, y                        suelen asentar sobre un hueso osteoporótico. Dependiendo                        de la intensidad del traumatismo pueden asociarse a lesiones                        de los ligamentos colaterales, a otras fracturas óseas                        como fractura de la cabeza del peroné o rotura de                        los ligamentos cruzados.
                   
                     El manejo de estas fracturas es, como en las anteriores,                        hospitalario.
                   
                     Las fracturas que afectan parcial o totalmente a las fisis                        o cartílagos de crecimiento se denominan epifisiolisis                        y se clasifican en 5 tipos, según la línea                        de fractura (clasificación de Salter y Harris).
Luxación de rótula
                     La luxación de rótula es la pérdida                        de la congruencia articular fémoro-patelar y siempre                        es externa. Se produce tras traumatismos sobre la cara interna                        de la rodilla o secundaria a contracciones musculares intensas                        y bruscas y suele ser recidivante.
                   
                     El diagnóstico es clínico. En la radiografía                        axial de rótula se pueden apreciar pequeñas                        fracturas marginales debido al choque de la rótula                        con el cóndilo femoral externo del fémur.
                   
                     El tratamiento consiste en la reducción manual, que                        es un procedimiento sencillo que como norma no precisa anestesia,                        seguido de una inmovilización durante seis semanas.                        En los casos de luxación recidivante la inmovilización                        se puede realizar con un vendaje compresivo no más                        allá de dos semanas. Si recidiva se debe valorar                        la cirugía en deportistas.
Miscelánea
                     En este apartado vamos a incluir distintos cuadros clínicos,                        frecuentes en la consulta de Atención Primaria, que                        merecen ser reseñados.
                   
                     • La enfermedad de Osgood-Schlatter es el retraso                        en el cierre de la tuberosidad anterior de la tibia. Suele                        aparecer en jóvenes de 12-16 años de edad                        como dolor selectivo en dicha zona que empeora con la extensión                        resistida de la rodilla por tracción del tendón                        rotuliano sobre la tuberosidad anterior de la tibia. El                        diagnóstico es clínico, apoyado en la realización                        de una radiografía simple de rodilla donde se aprecia                        la fragmentación de la tuberosidad anterior de la                        tibia.
                   
                     El tratamiento no requiere más medidas que el reposo                        relativo y antiinflamatorios no esteroideos y analgésicos                        en las fases dolorosas.
                   
                     • La condromalacia rotuliana o mejor el síndrome                        doloroso rotuliano (el término condromalacia es un                        término anatomo-patológico) es un cuadro doloroso                        crónico, que aparece por lo general en personas jóvenes                        de ambos sexos en relación con el ejercicio, de diagnóstico                        exclusivamente clínico. La exploración física                        demuestra dolor en las carillas articulares rotulianas cuando                        esta se desplaza lateral y medialmente. La “maniobra                        del cepillo “es también dolorosa. La RMN puede                        demostrar adelgazamiento y fragmentación del cartílago                        articular rotuliano. El tratamiento en fases iniciales,                        al igual que en otros procesos, consiste en reposo y medidas                        antiinflamatorias, así como la realización                        de tratamiento fisioterápico.
                     • La osteocondritis disecante tiene en la rodilla                        uno de sus máximos exponentes, suele asentar sobre                        las superficies de no carga de los cóndilos femorales                        y se manifiesta como cuadro doloroso prolongado, con exploración                        física de la rodilla sin alteraciones y estudio radiológico                        normal hasta fases avanzadas en las cuales incluso puede                        ser evidente la presencia de un fragmento óseo libre                        en la articulación o ratón articular, que                        puede provocar un bloqueo articular. El tratamiento es en                        fases iniciales analgesia y AINEs. En ocasiones es inevitable                        la cirugía mediante artroscopia.
                   
                     • El quiste de Baker (Foto                        11) consiste en una tumefacción de tamaño                        variable situado en la cara posterior de la rodilla, en                        el hueco poplíteo. Presenta un mecanismo valvular                        unidireccional, por el que desde otras bolsas serosas adyacentes                        (generalmente del semimembranoso y del gastrocnemio) va                        pasando líquido sinovial que no puede retornar por                        lo que la tumefacción es progresivamente mayor. Es                        más frecuente en mujeres, en la 5ª-6ª décadas                        de la vida y suele acompañar a la gonartrosis, la                        artritis reumatoide y las meniscopatías. Clínicamente                        se manifiesta como dolor en la cara posterior de la rodilla                        y dificultad para la extensión de la misma. El diagnóstico                        se puede confirmar mediante el eco doppler. El tratamiento                        consiste en reposo y medidas antiinflamatorias. No debe                        realizarse punción y evacuación del quiste                        debido a la cercanía del paquete vásculo-nervioso                        poplíteo y a la frecuente recidiva. En ocasiones                        es preciso recurrir a la cirugía, con exéresis                        del quiste. En las roturas del quiste de Baker el dolor                        y la tumefacción se irradian por toda la pantorrilla                        por lo que debemos hacer el diagnóstico diferencial                        con las trombosis venosas profundas con eco doppler.
TOBILLO Y PIE
Patología ósea
Fracturas de calcáneo, astrágalo                        y escafoides
                     Las fracturas de calcáneo suelen producirse por caída                        desde cierta altura, introduciéndose el astrágalo                        como una cuña en el calcáneo y fracturándolo.
                   
                     La clínica se acompaña de dolor agudo progresivamente                        más intenso a causa del derrame sanguíneo                        cada vez más abundante, junto con gran impotencia                        funcional.
                   
                     La exploración radiológica es esencial para                        el diagnostico correcto, por lo que precisa de derivación                        a centro especializado, considerándose un traumatismo                        grave desde su asistencia inicial. Para la fractura de astrágalo                        se precisa de una acción compresiva longitudinal                        (frenazo) sobre el pie en flexión plantar, o dorsiflexion                        máxima.
                   
                     Tanto el diagnóstico como el tratamiento se realizará                        en centro especializado ya que se necesitan técnicas                        radiológicas para su correcta evaluación.
                   
                     En cuanto a la fractura del escafoides tarsiano, el diagnóstico                        debe hacerse después de haber descartado otras lesiones                        de la articulación medio-tarsiana. No debe tratarse                        en Atención Primaria debido a su dificultad diagnóstica                        y a la frecuente necesidad de técnicas quirúrgicas                        en su tratamiento.
Fractura de metatarsianos
                     Son lesiones relativamente frecuentes, que pueden ocasionar                        secuelas importantes cuando el diagnóstico es tardío                        o el tratamiento incorrecto. El mecanismo de acción                        puede ser directo (caída de algo pesado sobre el                        pie) ocasionando frecuentemente fracturas de varios metatarsianos                        o indirecto cuando el cuerpo gira estando el antepié                        fijo en el suelo.
                   
                     (Flexión plantar forzada, pronosupinación                        con torsión forzada). La actividad física                        prolongada puede producir fracturas por estrés o                        fatiga que suelen localizarse a nivel del segundo y tercer                        metatarsiano y en la base del 5º metatarsiano.
                     La fractura puede ser a nivel de la diáfisis, cabeza,                        cuello o epífisis proximal y las del 1º y 5º                        metatarsiano pueden ocasionar una mayor alteración                        funcional debido a su participación en la marcha.
                   
                     La fractura de la base del 5º metatarsiano (Foto                        12) es una lesión muy habitual en deportistas                        y se produce por inversión forzada del tobillo, ya                        que para evitar este movimiento de inversión, los                        músculos peroneos se contraen de forma brusca, y                        es el peroneo lateral corto el que arranca el hueso en el                        que se inserta. Muchas veces esta fractura pasa inadvertida                        y es diagnosticada de esguince de tobillo del ligamento                        lateral externo.
                   
                     La clínica es de dolor, edema o equimosis en zona                        lesionada del pie y a la palpación ósea el                        paciente referirá aumento del dolor a la presión                        en zona de fractura. También se asocia a impotencia                        funcional y puede existir deformidad si existe desplazamiento                        importante o luxación tarso- metatarsiana.
                   
                     El diagnóstico clínico es de sospecha al palpar                        el metatarsiano y se confirma con una radiografía                        dorso-plantar y lateral del pie. Las fracturas por estrés                        no se detectan en fases iniciales, pero tras 2 ó                        3 semanas se visualiza el trazo de fractura.
                   
                     El tratamiento debe intentar restablecer el eje normal y                        preservar la movilidad de la articulación, y serán                        tratados ortopédicamente con inmovilización                        con una férula posterior de escayola por 4-5 semanas.                        Las fracturas diafisiarias del primer metatarsiano precisan                        de bota de yeso durante 4-5 semanas. En las fracturas diafisiarias                        del 5º metatarsiano sin desplazar basta con la colocación                        de un vendaje elástico durante 3 semanas con descarga                        parcial y bastones. Si existe desplazamiento pueden precisar                        tratamiento quirúrgico si no es posible reducirlas.
                   
                     Fractura de Jones (diafisis proximal del 5ª Metatarsiano)                        es una fractura de estrés o fatiga, frecuente en                        deportistas y personal militar por uso repetido o prolongado                        de los pies. El dolor aparece con la actividad, pudiendo                        estar inflamada la zona. La radiografía no siempre                        es diagnóstica, siendo en ocasiones necesaria una                        RNM. Requiere reposo y una correcta inmovilización                        para evitar complicaciones (yeso 6-7 semanas).
Fracturas de falanges
                     Son las más frecuentes del pie, su tratamiento suele                        ser sencillo y raramente dejan secuelas. Su mecanismo de                        acción, habitualmente es directo al caer un peso                        sobre el pie, o bien tras un golpe en el dedo, caerse o                        tropezarse, originando una fractura lineal o conminuta.                        Se afectan con mayor frecuencia la falange proximal del                        1º y 5º dedos, siendo habitual la presencia de                        hematomas subungueales.
                   
                     Son más frecuentes en personas de edad avanzada,                        postmenopáusicas, osteoporosis, desnutrición,                        deportistas de contacto…
                   
                     La sintomatología es de dolor, inflamación,                        hipersensibilidad, rigidez en el área afectada, incapacidad                        para mover los dedos, deformidad visible en el área                        de los dedos e incluso dificultad para caminar.
                   
                     El diagnóstico se basa en una correcta anamnesis                        de cómo ocurrió la lesión. La radiografía                        confirma el diagnóstico, pero no siempre es necesaria.
                   
                     Su tratamiento consistirá en reposo con pié                        elevado, hielo 15-20 minutos, cuatro veces al día                        y realizar una sindactilia: inmovilización con esparadrapo                        usando el dedo contiguo como férula, durante 3-4                        semanas. Si existe gran desplazamiento se debe realizar                        reducción por tracción bajo anestesia local.                        Las fracturas de un solo dedo pueden inmovilizarse con bandas                        de esparadrapo cruzadas que fijan el dedo al antepié,                        asociado a la sindactilia.
Luxación tarso-metatarsianas
                     o de Lisfranc
                     Los traumatismos que suelen originar este tipo de lesión                        suelen ser accidentes de tráfico o deportistas (hípica).
                   
                     El mecanismo de producción suele ser una combinación                        de eversión, inversión, junto con la rotación                        en torno al eje del pie. (en equino). Se puede asociar a                        fractura de la base del 2º metatarsiano que estabiliza                        la articulación.
                   
                     Ocasiona dolor intenso, deformación y acortamiento                        del pie junto con impotencia funcional. Su diagnostico radiológico                        es complejo. El tratamiento exige una reducción urgente                        con anestesia y fijación en centro hospitalario.
Luxación metatarso-falángicas
                     e interfalángicas
                     Lesiones poco frecuentes. Se diagnostican por la exploración                        y la radiología, pueden sospecharse mediante la exploración                        (edema y deformidad). Se tratan mediante tracción,                        reducción y sindactilia.
Esguince de tobillo
Es una lesión por tracción                        en el aparato cápsulo-ligamentario, ocasionado por                        un movimiento forzado más allá de sus límites                        normales o en un sentido no propio de la articulación.                        Es una de las patologías mas frecuentes en Atención                        Primaria. Un 30-40 por ciento conducen a problemas crónicos.
                   
                     Las lesiones ligamentarias del complejo externo del tobillo                        (peroneo- astragalino anterior, peroneo- calcáneo,                        peroneo-astragalino posterior) son las lesiones deportivas                        mas frecuentes.
                   
                     Mecanismo de producción:
                   
                     • Inversión del pie (supinación con                        ligera flexión plantar): se lesiona el ligamento                        lateral externo de tobillo. Las lesiones del ligamento peroneo-astragalino                        anterior representan entre un 65-85 por ciento de todas                        ellas.
                     • Eversión del pie: lesión del ligamento                        lateral interno o deltoideo.
Clasificación y tipos
                     Como en otras articulaciones y en función del daño                        ligamentoso producido podemos clasificar los esguinces de                        tobillo en tres tipos según la gravedad:
                   
                     • Grado I: Se produce distensión o estiramiento                        del ligamento afecto, no existe laxitud articular, existe                        dolor leve o intenso tras un período asintomático                        (enfriamiento), ligero edema y el paciente puede caminar.                        Existe rotura de menos del 5 por ciento de las fibras.
                   
                     • Grado II: rotura parcial del ligamento, dolor moderado,                        e inestabilidad articular leve. Existe hinchazón                        en primeras horas, equímosis tardía y dificultad                        para la deambulacion. Rotura del 40-50 por ciento de las                        fibras.
                   
                     • Grado III: Rotura completa del ligamento, dolor                        intenso instantáneo que disminuye en pocos minutos                        por rotura de fibras nerviosas aferentes, deformidad e hinchazón                        franca con un hematoma en “bola” inmediato (signo                        de Roberte Jaspar). El sujeto refiere chasquido audible                        en el momento de la lesión en el 50 por ciento de                        los casos. El paciente no puede caminar ni apoyar el pie                        en el suelo. Supone la rotura completa de uno o más                        ligamentos pero rara vez precisa cirugía.
Clínica y diagnóstico
                     El examen clínico inicial puede revelar puntos precisos                        de dolor, edema, equimosis que permiten definir las estructuras                        ligamentarias lesionadas. Se iniciará la exploración                        periféricamente al supuesto punto de más dolor.                        La exploración debe ser inmediata, antes de que aparezca                        la tumefacción y el espasmo muscular.
                   
                     Se deben palpar siempre los relieves óseos en 1/3                        distal de tibia y peroné, maleolos, calcáneo                        y la base del 5º metatarsiano (por tracción                        del peroneo lateral corto). Posteriormente se palparán                        los ligamentos y tendones próximos.
                   
                     Existe limitación a la movilidad activa y habrá                        que explorar la estabilidad articular mediante dos maniobras:
                   
                     • Bostezo en varo (para estabilidad del LLE) y valgo                        (para estabilidad del LLI).
                   
                     • Cajón anterior (inclinación del talón                        en inversión).
                   
                     Pruebas complementarias:
                   
                     Si aplicamos las normas de Ottawa para el tobillo podríamos                        reducir en un 34 por ciento el numero de radiografías                        de tobillo y en un 30 por ciento las del pie. Por lo tanto                        la radiografía de tobillo solo sería necesaria                        si hay dolor alrededor del maleolo y al menos uno de los                        siguientes hallazgos:
                   
                     • Incapacidad para apoyar inmediatamente tras el traumatismo                        y de dar cuatro pasos.
                   
                     • Sensibilidad ósea en el borde posterior de                        tibia o peroné en sus 6 cm distales o en maleolos.
                   
                     • Si existe dolor a la presión sobre el hueso                        escafoides o sobre la base del 5º metatarsiano solicitaremos                        una radiografía del pie.
Tratamiento
                     Esguince de grado I o II: En las primeras 48 horas control                        del dolor y de la inflamación mediante elevación                        de pierna, descarga articular, hielo local y AINES. En ambos                        casos, pasadas las primeras 48-72 horas, periodo que tarda                        en desaparecer el edema agudo se puede continuar con:
                   
                     • Vendaje funcional.
                   
                     • Vendaje elástico-adhesivo por 7-10 días                        en grado I.
                   
                     • Férula de yeso adaptada al grado de edema                        por 3 semanas. No en el grado I, ya que retrasaría                        su curación.
                   
                     Se prescribirán ejercicios para restablecer la propiocepcion,                        la cual se altera al lesionarse las terminaciones nerviosas                        que se encuentran en los ligamentos.
                   
                     Ejercicios para fortalecer los músculos peroneos                        laterales, los cuales, actúan evitando que el tobillo                        se invierta.
                   
                     Esguince grado III: Intentar un manejo conservador con un                        periodo de inmovilización para el control del dolor                        alrededor de 3-4 semanas con botín de escayola, seguido                        de un vendaje funcional entre 10-15 días y un programa                        rehabilitador. No debe tratarse con venda elástica.                        El tratamiento quirúrgico se reserva para casos en                        los cuales falla el tratamiento conservador y persiste una                        inestabilidad crónica y sintomática.
Vendaje funcional- Strapping                        
                     Constituye una técnica terapéutica que proporciona                        una contención dinámica por vendas adhesivas                        inextensibles así como una protección de estructuras                        tendinosas y ligamentos. Se impide así la realización                        de un determinado movimiento articular pero manteniendo                        la funcionalidad de la articulación. Indicado tras                        lesiones capsulo-ligamentosas como tratamiento de continuación                        tras vendaje compresivo, después de una inmovilización                        total o bien en deportistas de élite como tratamiento                        de entrada. Desaconsejado en fase aguda con edema, si evidencia                        de fracturas o roturas tendinosas y si existen trastornos                        circulatorios o trastornos tróficos en la piel del                        paciente.