CAPÍTULO2- Abordaje terapéutico mediante infiltraciones: muñeca-mano, cadera, rodilla y pie
                     MUÑECA Y MANO
Rizartrosis
Introducción
Es una patología degenerativa articular, la artrosis de la articulación trapeciometacarpiana. El pulgar asume el 40 por ciento de la función de la mano, siendo su articulación más importante la trapeciometacarpiana. Es la localización más frecuente de la artrosis en la mano atendida en Atención Primaria, según las series se describe una prevalencia de hasta el 33 por ciento en mujeres mayores de 64 años, presentando dolor un tercio de las pacientes, existiendo una relación 10:1 entre mujeres y hombres. Es más prevalente en mujeres, a partir de la quinta década y en aquéllas que han realizado trabajos manuales que comprometen de forma repetida la pinza del primer dedo, como las costureras. Es más frecuente en la mano dominante al estar relacionada con el sobreuso.
Motivo de consulta
Suele tratarse de una mujer de unos 48 años de edad que refiere dolor en la cara radial de la mano, en la zona extensora sobre el primer dedo y también en la eminencia tenar, así como deformidad en la articulación. La clínica dolorosa está en relación con el uso y sobre todo al iniciar la actividad específica de agarrar objetos con el primer dedo.
Diagnóstico
El diagnóstico podemos realizarlo mediante los signos exploratorios típicos de la rizartrosis: dolor en la articulación trapeciometacarpiana con los movimientos activos y pasivos de extensión y flexión forzada del primer dedo, no existiendo dolorimiento con los movimientos contrarresitencia. Además, la clínica dolorosa se desencadena con los movimientos y el uso de la articulación dañada. En los casos avanzados suele ser evidente la deformidad articular con la subluxación y consiguiente desviación radial del metacarpiano respecto al trapecio (mano cuadriculada).
Diagnóstico diferencial (Figura 3)
Se debe realizar con otras patologías                        que afectan al primer dedo y al carpo como son la tenosinovitis                        de D´Quervain, el síndrome del túnel                        del carpo y con la artrosis de la articulación metacarpofalángica.                      
                   
                     Podemos diferenciar el dolor neuropático del síndrome                        del túnel del carpo por presentar mayor intensidad                        durante el descanso nocturno, sin embargo el movimiento                        del primer dedo no reproduce el dolor y si una flexión                        o extensión forzada del carpo de forma mantenida                        (signos de Phalen y Phalen invertido). En la exploración                        de la tenosinovitis de D´Quervain aparece dolor de                        forma característica a los movimientos contrarresitencia                        de extensión y separación del primer dedo,                        así como al mantener la empuñadura del dedo                        y desviación cubital de la mano, de tal forma que                        se elonga el tendón lesionado (maniobra de Finkelstein).                        En caso de duda diagnóstica está indicada                        la radiología simple de la mano y muñeca,                        donde se pueden observar los signos radiológicos                        degenerativos articulares característicos de la rizartrosis.
Manejo terapéutico
Inicialmente, se realiza como el de cualquier                        patología artrósica: el tratamiento suele                        ser paliativo para el dolor y la inflamación, es                        decir, utilización de analgésicos y de AINES                        y reposo funcional, incluyendo la inmovilización                        con férula ortopédica en períodos de                        exacerbación del dolor o de inflamación articular.
                   
                     Cuando fracasan las medidas anteriores, las infiltraciones                        pueden ser muy efectivas a corto y medio plazo, reduciendo                        el dolor y la inflamación aunque, en general, no                        alteran a largo plazo la evolución natural de la                        enfermedad.
Técnica de infiltración
                     La técnica a utilizar incluye el uso de una jeringuilla                        de 5 cc, donde se realiza la mezcla de medicación                        entre corticoide (betametasona, parametasona o acetónido                        de triamcinolona) y anestésico (mepivacaína,                        lidocaína, o xilocaína), y una aguja de 0,5                        X 16 mm (subcutánea, cono color naranja).
                   
                     La infiltración se debe realizar de modo perpendicular                        al plano de la piel, habiendo colocado previamente la mano                        en prono-supinación media. Para abrir la interlínea                        articular se recomienda realizar una distracción                        y flexión del pulgar (Foto 1). La rizartrosis como                        enfermedad degenerativa artrósica presenta una evolución                        tórpida y en casos extremos puede requerir de cirugía,                        realizándose una artrodesis de la articulación                        afecta que aunque limitante en cuanto a la movilidad del                        primer dedo, se tolera bastante bien por conservarse la                        movilidad metacarpofalágica e interfalángica.                        Los estudios revisados indican que cualquier técnica                        quirúrgica empleada consigue mejoría a medio                        y largo plazo en cuanto a dolor, fuerza y movilidad (grado                        de evidencia III C).
                   
                     Dentro del seguimiento de esta enfermedad, está la                        valoración de la indicación de tratamiento                        con AINES, analgésicos, reposo funcional y/o infiltración                        local. Todos los tratamientos deben ser valorados dentro                        de la diacronía de la rizartrosis, queriendo aclarar                        específicamente que no hay un número determinado                        de infiltraciones. Es aceptado como criterio que si se produce                        respuesta parcial o nula a la terapia con la primera infiltración,                        se puede volver a infiltrar en unos 15-30 días recomendando                        en Atención Primaria un máximo de 3 infiltraciones                        al año, pero sin que los autores ni la literatura                        basada en la evidencia declaren criterios perfectamente                        definidos.
Evolución y pronóstico
La evolución de la rizartrosis es                        similar a la de cualquier otra localización de la                        artrosis. En general, no suele llegar a invalidar completamente,                        suele presentar brotes de exacerbación dolorosa,                        así como episodios de inflamación articular                        relacionados con sinovitis.
                     
                     Criterios de derivación
En la rizartrosis sólo se debe realizar                        la derivación a Especializada cuando no se consigan                        controlar de forma aceptable para el paciente el dolor y                        los períodos de incapacitación, de tal forma                        que deba ser valorada la indicación quirúrgica.                        Se indicar la cirugía dentro de los parámetros                        de la funcionalidad articular y el dolor existente, teniendo                        en cuenta el uso que se da a la articulación, es                        decir, igual que cuando valoramos la cirugía de la                        artrosis de otras articulaciones (rodilla, cadera...).
                   
                     Síndrome del túnel del                        carpo
Introducción
Es la neuropatía periférica                        más frecuente de la extremidad superior. Se produce                        más frecuentemente en mujeres (62,8 por ciento),                        sobre todo entre los 41 y 50 años aunque el 25 por                        ciento de los casos se origina en menores de 25 años,                        ocasionando una media de 30 días al año de                        baja laboral.
                   
                     Produce secuelas en un 11,9 por ciento de los pacientes                        por disminución permanente de fuerza, parestesias                        en un 29,6 por ciento y persistencia del dolor en un 26,3                        por ciento. Se asocia a otras patologías del miembro                        superior como son la epicondilitis en un 23,3 por ciento                        y a la tenosinovitis de D´Quervain en un 31,5 por                        ciento.
                   
                     La recidiva tras la reincorporación al trabajo habitual                        es del 10 por ciento. Según Mc Diarmid y colaboradores                        tiene relación fundamentalmente con la profesión                        desa rrollada, aunque la mujer esté más predispuesta                        a su aparición; se da en profesiones de importante                        sobrecarga para la muñeca y mano, como las manipuladoras                        de alimentos.
                   
                     Se produce por la afectación del nervio mediano a                        su paso por la muñeca. Aunque la causa más                        frecuente de la compresión del nervio mediano a nivel                        de la muñeca es la idiopática, siempre que                        se diagnostique debemos descartar la existencia de enfermedades                        previas que produzcan edema en general y que en la zona                        de la muñeca puedan desencadenar la compresión                        neurológica. Algunas de estas son la diabetes, hipotiroidismo,                        amiloidosis, síndrome tóxico, lupus eritematoso                        sistémico, artritis reumatoide, existencia de ganglión                        en la zona, lepra, existencia de arteria media anómala.                        También hay que tener en cuenta circunstancias como                        el embarazo o un antecedente traumático con una consolidación                        dificultosa (fractura suprametafisaria o de Colles, luxación                        de semilunar).
                   
                     Motivo de consulta
El motivo de consulta más frecuente es el dolor nocturno (64 por ciento) y las parestesias en la eminencia tenar, dedos 1º- 2º-3º y con frecuencia mitad del cuarto, el dolor es de carácter neurológico con un acmé de predominio nocturno, que despierta a la paciente y aparece generalmente en reposo. No se relaciona con los movimientos.
Diagnóstico
Además del cuadro clínico previamente                        indicado, existen datos exploratorios que orientan al diagnóstico:                        el signo de Tinnel (Foto                        2) consistente en la percusión en la zona del                        carpo donde se insertan los tendones palmares superficial                        y profundo; así como la maniobra de Phalen (Foto                        3) que consiste en mantener con ambas manos en posición                        de rezo invertido (en flexión completa de ambos carpos)                        durante un minuto. Ambas maniobras reproducen el dolor y                        parestesias característicos con su irradiación.                        También reproduce la clínica realizar una                        flexión forzada de la mano con una aposición                        del quinto y primer dedos, comprimiendo a su vez la zona                        de los tendones flexores palmares a su paso por el carpo.                      
                   
                     En el diagnóstico debemos incluir la petición                        de pruebas complementarias de modo obligatorio para descartar                        un origen sistémico: hemograma, bioquímica,                        hormonas tiroideas y radiografía que incluyan muñeca                        y tórax (en ocasiones, se ha detectado la presencia                        de depósito amiloide en una radiografía de                        muñeca).
                   
                     La petición del electroneurograma (ENG) y del electromiograma                        (EMG) está indicada cuando existan dudas y para la                        valoración quirúrgica o de la evolución                        de la lesión neurológica (sensitiva y motora).
                   
                     Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial hay que realizarlo con la patología más frecuente del primer dedo y de la muñeca, como es el cuadro anteriormente descrito, la rizartrosis, la tendinitis de D’Quervain, el síndrome del túnel de Guyon (compresión del nervio cubital a nivel del carpo, aunque es más frecuente la compresión de este nervio a nivel del codo) y con retracciones del tendón palmar como sucede en la enfermedad de Dupuytren que inicialmente pueden producir dolor en la cara flexora de la mano y atrofía zonal. También es absolutamente imprescindible valorar el diagnóstico diferencial de la compresión de la rama del mediano pero a nivel plexural, teniendo pues indicación de radiología torácica a fin de descartar una posible lesión ocupante de espacio a nivel de ápex pulmonar.
Manejo terapéutico
En el tratamiento del síndrome del                        túnel del carpo debemos incluir el reposo funcional                        con férula ortopédica de muñeca, el                        uso de analgésicos- AINES, la mayoría de los                        pacientes refieren beneficio tras la aplicación de                        calor local, también la utilización de fármacos                        como la gabapentina para mitigar el dolor neuropático.
                   
                     La infiltración local, como en el caso de la rizartrosis,                        da unos excelentes resultados a la hora de aliviar el dolor                        a corto y medio plazo cuando se realiza en las fases iniciales                        del proceso, consiguiendo incluso la remisión completa,                        sin embargo, en la mayoría de los casos avanzados,                        tampoco logra evitar la progresión y se precisa la                        descompresión quirúrgica del nervio mediano.
Técnica de infiltración
                     La técnica de infiltración consiste en administrar                        la inyección en el espacio formado por las dos líneas                        de flexión palmar, proximal y distal; entre la inserción                        de ambos tendones palmares (mayor y menor), situando la                        aguja medialmente al tendón del músculo palmar                        mayor (tendón más grueso y de localización                        más externa) (Foto                        4). La dirección de la aguja no debe ser perpendicular                        porque podría mos atravesar el nervio, realizando                        con ello una técnica muy dolorosa y potencialmente                        lesiva, por ello se aconseja dirigir la aguja inclinada                        unos 45 º en dirección distal. El material que                        se debe utilizar para la infiltración es una aguja                        de 0,5X16 mm (subcutánea) y una jeringuilla de 2-                        5 cc con la mezcla de corticoide (1cc) y anestésico                        (1cc).
                   
                     Se debe advertir al paciente que si presenta dolor intenso                        o parestesias durante la realización de la técnica                        debe avisar para cambiar la dirección de la aguja                        y evitar la lesión del nervio mediano.
                   
                     En el tratamiento también se debe reseñar                        el abordaje mediante Cirugía consistente en la descompresión                        quirúrgica del nervio mediano. En general, el resultado                        es bueno en cuanto al alivio del do lor, no así en                        la recuperación de la funcionalidad cuando la lesión                        neurológica es muy severa. Por tanto, la indicación                        quirúrgica no debe demorarse en aquellos casos que                        no han respondido al tratamiento conservador ya indicado                        o que muestren lesión moderada en el ENG.
Evolución
La evolución del síndrome del                        túnel carpiano suele ser tórpida cuando existe                        una lesión neurológica de grado moderado.                      
                   
                     En fases más precoces se puede mejorar el cuadro                        clínico con las medidas terapéuticas anteriormente                        expuestas, sobre todo con la infiltración local.                      
                   
                     Si existe patología sistémica de base debería                        ser tratada de forma prioritaria para ayudar a la resolución                        clínica.
                   
                     Por otra parte, durante el seguimiento en Atención                        Primaria se puede infiltrar 2-3 veces hasta conseguir la                        mejoría, solicitando la realización del ENG                        para valorar la evolución y considerar la derivación                        a Atención Especializada siempre que el resultado                        demuestre una alteración neurológica moderada-severa                        con el fin de realizar abordaje mediante Cirugía.
 Tenosinovitis
                     de d´quervain
Introducción
En el miembro superior son frecuentes las patologías tendinosas: la patología del manguito de los rotadores en el hombro, la epicondilitis en el codo y en la muñeca la tendinitis de D´Quervain. Esta última es una tenosinovitis, puesto que afecta a tendón y sinovia, de los tendones extensor corto y separador largo del primer dedo. La apófisis estiloides radial representa un saliente óseo por encima del que se deslizan ambos tendones, realizando de forma repetida la extensión y la separación del primer dedo, así como la desviación cubital del carpo. La lesión se produce por un mecanismo de cizallamiento sobre dicha eminencia ósea.
                     Como casi toda la patología de muñeca y mano                        es más frecuente en mujeres, sobre todo en aquéllas                        cuyo trabajo incluye movimientos reiterados de flexo-extensión                        del primer dedo.
Motivo de consulta
El motivo de consulta más frecuente es el dolor en la zona extensora del primer dedo y en la muñeca sobre la estiloides radial, que aumenta con los movimientos, pudiendo existir tumefacción local a nivel de dicha apófisis.
Diagnóstico
Los signos exploratorios son la existencia en algunos casos de calor y enrojecimiento a nivel de la apófisis estiloides radial (por inflamación de la sinovia y del tendón, así como de una pequeña bolsa sinovial) que al ser percutida se muestra dolorosa, dolor a los movimientos contrarresistencia de extensión y separación del primer dedo por la afección de los tendones que realizan dichos movimientos, así como el empuñamiento del pulgar con desviación cubital del carpo (maniobra de Filkestein o de la tetera) que desencadena el dolor por estiramiento de las estructuras lesionadas. Por lo tanto, la exploración demuestra que, como en toda patología músculo-tendinosa, va a existir dolor en la realización de maniobras contrarresistencia en la dirección hacia la que tiran el músculo o el tendón lesionados (en este caso la separación y la extensión del primer dedo), así como dolor al movimiento pasivo o activo por elongación del tendón.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial se debe                        realizar con las patologías anteriormente expuestas                        como son la rizartrosis y el síndrome del túnel                        del carpo. En ningún caso, salvo en la patología                        tendinosa existe dolor a la exploración en las maniobras                        contrarresitencia.
                   
                     En aquellos casos en los cuales a pesar del tratamiento                        no se produzca una mejoría del dolor, antes de la                        derivación se puede realizar una valoración                        radiológica de la muñeca a fin de descartar                        calficaciones o la existencia de osteofitos que obliguen                        a plantear la opción quirúrgica.
Manejo terapéutico
La terapéutica de esta patología tendinosa incluye, como en las anteriores, el reposo funcional, con el uso de una ortesis de descarga que incluya muñeca y falange proximal de primer dedo, así como el uso de analgésicos/ AINES y la infiltración local con corticoides de efecto retardado. Debemos aclarar que la infiltración local aunque efectiva presenta peores resultados que en las dos patologías anteriores.
Técnica de infiltración
Se realiza también con una aguja de                        tipo subcutáneo (0,5X16 mm). Se recomienda infiltrar                        desde la tabaquera anatómica, colocando la aguja                        de forma prácticamente paralela al trayecto de los                        tendones del abductor largo y extensor corto del pulgar,                        pinchando con una ligera inclinación la zona interna                        en dirección a la apófisis estiloides radial                        (Foto 5), aclarando que el bisel debe llevar una dirección                        ligeramente oblicua hacia la apófisis estiloides                        puesto que si por error se pinchase la tabaquera anatómica                        en su porción más proximal se podría                        alcanzar el paquete vasculonervioso radial que pasa justamente                        por esta zona realizando la inervación y la irrigación                        del dorso de la mano. Una vez que se toque con la aguja                        la estiloides radial, se retira un poco para no infiltrar                        directamente en el periostio e infiltramos localmente, pudiendo                        realizar un abanico para extender el corticoide por toda                        la zona lesional.
                   
                     Otros autores prefieren la infiltración perpendicular                        a la apófisis estiloides, que sería una técnica                        tan válida como la expuesta, pero con el riesgo de                        infiltrar directamente los tendones lesionados que pasan                        justamente por encima de la apófisis con lo que se                        corre el riesgo de romper el tendón, ya sea por el                        depósito de corticoide como por la agresión                        que supone el pinchazo de una estructura lesionada. Por                        ello, es preferible el abordaje de la infiltración                        en oblicuo desde la tabaquera anatómica.
                   
                     Para terminar se debe reseñar el tratamiento quirúrgico,                        al que se llega en los casos en que fracasan las anteriores                        opciones terapéuticas.
 Evolución
                     y seguimiento
La evolución en un porcentaje elevado                        de casos suele ser tórpida, por lo que el seguimiento                        de esta patología debe ser periódico. Se pueden                        hacer ciclos de diferentes tratamientos, incluyendo la terapia                        física y rehabilitadora, 2-3 infiltraciones locales                        anuales y el empleo de ortesis de descarga.
                   
                     Se debe tener muy presente en esta patología la labor                        habitual del paciente, puesto que una actividad de sobrecarga                        continuada puede suponer un empeoramiento del dolor, así                        como la evolución a una tendinitis crónica                        que va a dificultar la función del primer dedo (incapacidad                        importante de hasta un 15 por ciento de invalidez).
                   
                     Criterios de derivación
La derivación de la tendinitis de D´Quervain debe hacerse cuando se fracasa en el control del dolor o no se mejora la funcionalidad, persistiendo una disfunción importante del primer dedo y de la muñeca, así como en los casos en que se produzca una repercusión grave en la actividad profesional del paciente.
Ganglión
El ganglión no es más que una tumoración de líquido sinovial que va a afectar a la vaina tendinosa o bien a la propia articulación. Fundamentalmente, se localiza en la cara extensora de la mano o la muñeca. Es una patología muy prevalente.
Motivo de consulta
El paciente consulta por un nódulo habitualmente no doloroso en el dorso de la mano o muñeca (aunque inicialmente pueda doler) en la zona radial de los músculos extensores y con menos frecuencia en la región volar del carpo entre los tendones del palmar mayor y del abductor largo que aparece bruscamente y cuyo tamaño puede fluctuar de unos días a otros.
Diagnóstico
Es una tumoración de consistencia elástica en la mayoría de los casos, desplazable cuando está localizado en la vaina del tendón, no así cuando se origina en la sinovia articular, no duele a la palpación ni a la movilización, salvo cuando se presiona con firmeza sobre el mismo o cuando existe un antecedente traumático previo.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial debemos                        realizarlo con respecto a otras patologías inflamatorias                        o específicas de la mano y la muñeca como                        son los nódulos de Heberden y Bouchard, con las artritis                        inflamatorias de las articulaciones carpo-metacarpofalángicas                        y con los dedos en resorte.
                   
                     Los nódulos de Heberden y Bouchard forman parte de                        la patología articular, encuadrados fundamentalmente                        en la artrosis de las manos, con un cierto componente hereditario                        y, por tanto, el dolor a la movilización pasiva y                        activa va a ser el signo exploratorio característico;                        el dedo en resorte se presenta como una dificultad a la                        flexión y extensión continuadas de un dedo,                        suele existir dolor sobre todo en fases avanzadas y también                        se puede palpar una tumoración de pequeño                        tamaño que se debe al arrosariamiento del tendón,                        causa de la dificultad para el deslizamiento por la corredera                        tendinosa situada en la zona de la articulación.
Manejo terapéutico
Es de reseñar que de todas las patologías descritas en la mano y en la muñeca, ésta es la única donde la indicación de la infiltración local es de primera elección, previamente al planteamiento quirúrgico. La utilización de este abordaje terapéutico viene dado fundamentalmente por el tamaño del ganglión, la persistencia del mismo y la aparición de molestias en el paciente. Además, no presenta respuesta al tratamiento con analgésicos/AINES, ni a ninguna otra medida local.
Técnica de infiltración
                     Para ello se utilizan dos jeringas de 5cc; la primera va                        a servir para intentar la extracción del líquido                        del ganglión, por ello, la jeringa no va a contener                        medicación y la aguja debería ser de mayor                        calibre del habitual para realizar mejor el drenaje del                        líquido por lo que se recomienda utilizar la de cono                        azul, de 0,6x25 mm.
                   
                     Si se consigue extraer el líquido, podrá observarse                        su consistencia viscosa, típica del líquido                        sinovial. Para intentar el drenaje completo se puede comprimir                        la tumoración con la otra mano. Se retira la primera                        jeringa sin sacar la aguja y posteriormente, con la otra                        jeringuilla cargada con el corticoide, se procede a infiltrar                        el ganglión para disminuir las probabilidades de                        recidiva.
                   
                     La efectividad de este tratamiento es de aproximadamente                        un 50 por ciento, por lo que si fracasa se debe valorar                        la opción quirúrgica, consistente en la resección                        del ganglión.
Evolución
La evolución natural del ganglión                        tiende al aumento de tamaño hasta que llega a ser                        molesto para las labores habituales, salvo que un traumatismo                        accidental lo rompa, en cuyo caso puede desaparecer espontáneamente.
                     Criterios de derivación
Se deriva a Atención Especializada                        para realización de Cirugía cuando fracasa                        la infiltración y persiste la molestia, por aumento                        de tamaño, mala localización del ganglión                        o por recurrencia del mismo.
                   
CADERA DOLOROSA
Introducción
                     y bases anatómicas
La articulación de la cadera se localiza                        en profundidad y es poco accesible debido a la gruesa capa                        muscular y potente cápsula articular que la rodean,                        protegiéndola y estabilizándola. Constituye                        la base anatómica para la transmisión y reparto                        del peso corporal a las extremidades inferiores.
                   
                     La articulación coxofemoral es el mejor ejemplo de                        enartrosis, formada por dos superficies esféricas,                        el acetábulo, formado a su vez por la unión                        del ilion, isquion y pubis, y la cabeza y cuello femoral.                        La cabeza femoral se continúa con el cuello, también                        de localización intraarticular y de aproximadamente                        8-10 cm de longitud, que forma con la diáfisis femoral                        un ángulo que oscila entre 125-140º.
                   
                     Existen varias bolsas serosas en la región de la                        cadera. Las tres más importantes desde el punto de                        vista clínico: bolsa trocantérica, bolsa iliopsoas                        y bolsa isquioglútea. Su función es la de                        permitir el deslizamiento de tendones del glúteo                        mayor y tensor de la fascia lata cuando pasan por el trocanter                        mayor, para continuar por el ligamento ileotibial.
 Anamnesis
                     y exploración
Palpación: Las prominencias óseas                        y estructuras blandas deben palparse de forma rutinaria,                        solicitando al paciente que indique los puntos de máximo                        dolor: espina iliaca anterosuperior, bolsa del iliopsoas                        (bursitis), nervio, arteria y venas femorales, sínfisis                        púbica, presencia de adenopatías, musculatura                        de región anterior del muslo y musculatura abductora,                        trocánter mayor y banda iliotibial, tuberosidad isquiática                        (bursitis isquiglútea), crestas ilíacas, espina                        iliaca posterosuperior, articulación sacroilíaca,                        nervio ciático y músculos glúteos.
                   
                     Al tratarse de una articulación situada en profundidad,                        la cadera no puede ser palpada de forma directa, realizaremos                        maniobras que permitan una palpación indirecta.
                   
                     Maniobra de Anvil: Con el paciente en decúbito supino                        y piernas extendidas se procede a elevar una de ellas y                        a continuación golpear la planta del pie con el puño,                        de forma que el impacto se propague axialmente en dirección                        a la articulación coxofemoral. La aparición                        de dolor en ingle o zona mas próxima indica enfermedad                        coxofemoral.
                     La compresión simultánea de ambos trocánteres                        y la maniobra de Anvil dolorosa son indicativas de enfermedad                        coxofemoral.
                   
                     Movimientos de la cadera: (Tabla                        1).
                     A excepción de la extensión, todos estos movimientos                        se exploran mejor pasivamente con el paciente en decúbito                        supino. Durante la exploración, se procede a estabilizar                        la pelvis, bien solicitando al enfermo que mantenga la otra                        cadera flexionada o apoyando la mano del explorador sobre                        la cresta ilíaca contralateral. El psoas se explora                        con el enfermo sentado en el borde de la camilla con las                        piernas colgando, pidiendo que eleve la rodilla contra resistencia.                        La exploración del glúteo mayor se realiza                        con el paciente en decúbito prono, elevando la pierna                        contra una resistencia aplicada en la cara posterior del                        muslo. Los abductores y aductores se exploran como muestran                        las fotografías.
                   
                     Ttrastornos locales de origen periarticular
Bursitis trocantérica
                     o trocanteritis
Es la causa más frecuente de dolor                        procedente de las estructuras periarticulares. Algo más                        frecuente en mujeres postmenopáusicas y obesas y                        en el ámbito deportivo, es habitual en los porteros                        de fútbol y corredores de maratón.
                   
                     Es una inflamación de las bolsas trocantéreas,                        localizadas entre trocánter mayor y tendón                        del glúteo medio y banda ileotibial, y que viene                        determinada por microtraumatismos de repetición en                        los músculos glúteo medio y mínimo                        durante los movimientos de flexo-extensión de la                        cadera. Los factores desencadenantes más frecuentes                        son: dismetría de MMII (mayor tensión en trocánter                        del miembro mas largo), escoliosis, artrosis de cadera,                        parálisis nerviosas, trastornos espinales (espondiloartrosis                        lumbar y cifosis dorsal), traumatismos directos por caídas                        y cirugía.
Diagnóstico clínico
                     El síntoma principal es el dolor sobre el área                        trocantérea, con carácter mecánico                        subagudo o crónico y que se intensifica al caminar,                        al subir y bajar escaleras y por la noche al dormir en decúbito                        lateral sobre el lado afectado. También refieren                        bloqueo de la cadera al levantarse. Es frecuente la irradiación                        por región lateral del muslo, simulando una ciática                        sin parestesias, por inflamación de la fascia lata;                        si existiese afectación de la sensibilidad nos encontraríamos                        ante una pseudobursitis, que puede enmascarar radiculopatías                        lumbares (L2-L3), neuropatías de atropamiento (nervio                        iliohipogástrico) e, incluso, una fractura del cuello                        femoral no desplazada.
                   
                     En la exploración, el hallazgo más característico                        es el dolor selectivo y unilateral a la presión digital                        en borde posterior de trocánter mayor, con paciente                        en decúbito lateral con lado afecto hacia arriba                        y rodilla flexionada 45º e, incluso, podría                        percibirse una tumefacción local en pacientes delgados.                        En ocasiones, la aducción y abducción pasivas,                        la abducción y rotación externa contra resistencia                        de cadera afecta empeora el dolor, así como la retirada                        brusca de la resistencia incrementa el mismo. No existe                        déficit sensitivo a diferencia de la meralgia parestésica.
                   
                     La ausencia de dolor con maniobras de flexo-extensión                        nos ayudan a diferenciar de otras patologías periarticulares                        de cadera (Tabla                        2). Un diagnóstico trocanteritis precisa los                        dos primeros criterios y, al menos, uno de los otros tres.
                     Hay que hacer diagnóstico diferencial con: bursitis                        de glúteo medio (en la parte mas alta de trocánter)                        y la del obturador interno (zona posterior de cadera y MMII),                        meralgia parestésica, radiculopatía lumbar,                        coxartrosis y tendinitis de la fascia lata y cintilla ileotibial)                        (Tabla                        3).
Exploraciones complementarias
                     No son de mucha utilidad en el manejo de bursitis trocantéreas.                        El estudio radiológico suele ser normal, aunque un                        tercio de los casos se detectan calcificaciones peritrocantéreas.                        El estudio gammagráfico puede mostrar una hipercaptación                        local y la ecografía es irrelevante en la mayoría                        de los casos, excepto en procesos agudos, en que la bolsa                        se vería como una imagen anecoica, bien delimitada                        y rodeada de una pared fina (en procesos crónicos                        se observa una pared engrosasa con contenido tanto hipo,                        hiper o anecoico). Se realizará una RNM si sospecha                        de proceso tumoral, y un EMG para diagnóstico diferencial.
Manejo terapéutico
                     Va desde la resolución del posible factor desencadenante,                        el reposo relativo transitorio, evitar la fricción                        local, la pérdida de peso, AINE y la fisioterapia                        (estiramiento y refuerzo del músculo glúteo                        medio y banda ileotibial). Si hay fracaso del tratamiento                        conservador se realizarán infiltraciones locales                        con corticoides.
Técnica de infiltración
                     Material: emplearemos una aguja intramuscular (0.8x40) si                        no existe un gran panículo adiposo, siendo frecuente                        tener que recurrir al uso de una aguja espinal larga (22-25G)                        y la medicación: 2 ml de anestésico al 1 por                        ciento sin vasoconstrictor mezclado con 2 ml de betametasona                        o parametasona.
                   
                     Posición: colocaremos al paciente en decúbito                        lateral con lado afecto hacia arriba y flexionado 45º                        e identificando en región posterointerna del trocánter                        mayor la zona de máximo dolor.
                   
                     Dirección de la aguja: introducimos la aguja en ángulo                        recto al centro del trocánter hasta tocar hueso,                        nos retiramos varios milímetros y rea lizamos la                        infiltración (Foto                        6). La infiltración es efectiva a corto plazo                        y se realizarán a intervalos minimos de 15 días,                        quedando el 75 por ciento de los pacientes asintomáticos                        y recidivando en el 25 por ciento de los casos.
Tendinitis de la fascia lata
La cinta o banda iliotibial es una extensión                        tendinosa que recubre en la cara lateral del muslo los músculos                        tensor de la fascia lata y glúteo mayor, desde cresta                        ilíaca hasta cara lateral de la meseta tibial (tubérculo                        de Gerdy).
                     Es un cuadro secundario a sobrecarga o desuso por fricción                        de la zona anterior y/o posterior de la cinta contra el                        cóndilo y la bursa que existe entre ambas estructuras.
Diagnóstico clínico
                     Se caracteriza por dolor lumbar bajo, irradiado por cara                        externa del muslo hasta la rodilla, a nivel del cóndilo                        femoral externo. Frecuentemente, aparece cuando el individuo                        se despierta, aliviándose al caminar pequeñas                        distancias y se agrava con la deambulación prolongada                        y correr cuesta abajo.
                   
                     Es frecuente en deportistas sin calentamiento adecuado,                        así como en asimetrías en varo o valgo o pacientes                        con dismetrías.
                   
                     A la palpación, la cara externa del muslo es dolorosa                        de forma difusa, pudiendo localizarse el punto doloroso                        superior en el glúteo medio y el mas inferior situado                        unos 2 ó 3 cm por encima de la cabeza del peroné.                        El dolor puede reproducirse al tensar la fascia lata con                        una maniobra de hiperabducción o desviación                        en varo de la rodilla con 30º de flexión y con                        la maniobra de Ober: teniendo al paciente en decúbito                        lateral y realizamos abducción de cadera colocándola                        previamente en extensión; al soltar el miembro no                        cae porque duele.
Manejo terapéutico
                     Con fisioterapia, estirando los músculos que provienen                        de la cadera e infiltraciones si la sintomatología                        persiste más de 3 meses.
Material: se precisa de una aguja naranja (0,5 x 16 mm), dada la proximidad de la bursa.
Posición: paciente en decúbito lateral sobre el lado sano, colocando la rodilla en ligera flexión.
Dirección de la aguja: localizamos el punto mas doloroso a la palpación del epicóndilo femoral lateral (los movimientos de extensión y desviación en varo nos ayudan a identificar la vía de entrada). Insertamos una aguja oblicua a la piel, de detrás adelante, entre banda ileotibial y epicóndilo hasta zona de mayor dolor.
RODILLA DOLOROSA
Introducción
                     y bases anatómico-funcionales
La rodilla constituye la articulación más grande del cuerpo humano, es una trocleartrosis formada por multitud de estructuras y comprende a su vez dos articulaciones: la articulación fémoro-patelar por un lado, y la articulación fémoro-tibial por otro, que ayudan en diferente medida tanto a la movilidad de la rodilla como al soporte de fuerzas de carga, que hacen de la rodilla una de las articulaciones más “maltratadas” del cuerpo humano.
Motivo de consulta
Paciente de 57 años que consulta por imposibilidad para la bipedestación y la marcha, sin antecedente de traumatismo previo. Presenta aumento del perímetro de la rodilla con limitación de la flexo extensión y cojera.
Exploración física de la rodilla
Se trata quizás de uno de los aspectos                        cada vez más en desuso con el auge de las nuevas                        tecnologías diagnósticas, sobre todo la RMN,                        pero no por ello menos importante en el quehacer del médico                        de familia. Un detalle muy importante es que debe realizarse                        en ambas rodillas y siempre en bipedestación y en                        decúbito.
                   
                     Al igual que sucede con otras articulaciones, debemos seguir                        una sistemática que incluye la inspección,                        la palpación y la exploración de la movilidad,                        pasiva, activa y contrarresistencia.
Inspección
Haremos una inspección ocular y los                        aspectos a valorar serán las asimetrías entre                        ambas rodillas, la existencia de lesiones dérmicas,                        las atrofias musculares, los defectos en la marcha y las                        alteraciones axiales.
                   
                     Dentro de las alteraciones de los ejes podemos destacar                        cuatro supuestos.
                   
                     1. Genu valgo o rodillas en X.
                     2. Genu varo o rodillas en O.
                     3. Genu recurvatum.
                     4. Flexión fija de las rodillas.
Palpación
Seguimos un orden establecido: comenzamos                        palpando en la cara anterior de la rodilla todo el reborde                        de la rótula y la tuberosidad anterior de la tibia,                        buscando posibles puntos dolorosos.
                   
                     Después palpamos la cara posterior de la rodilla                        (con ésta en flexión de 60º) o hueco                        poplíteo, buscando, por un lado, la existencia de                        tumefacciones localizadas y, por otro, el pulso poplíteo.                      
                   
                     Por último, palpamos las caras laterales localizando                        la interlínea articular tanto interna como externa                        y los puntos de anclaje de los ligamentos laterales. Podemos                        palpar el ligamento lateral externo en todo su trayecto                        si colocamos la rodilla en abducción forzada y flexión                        de la misma, forzando el varo de rodilla (Prueba del 4 de                        Moragas). Asímismo, palpamos la zona de inserción                        del tendón de la pata de ganso situado en la cara                        súperointerna de la pierna.
                     Al mismo tiempo, valoramos con el dorso de la mano, la existencia                        de cambios de temperatura.
 Exploración
                     de la movilidad
Antes de comenzar con la exploración                        “funcional” de la rodilla, debemos conocer los                        arcos de movimiento máximos:
                   
                     1. Flexión: 130º.
                     2. Extensión: 0º-15º.
                     3. Rotación externa e interna: 10º.
                   
                     Debemos realizar una exploración de la movilidad                        de la rodilla tanto pasiva, como activa y resistida. La                        movilidad de la articulación de la rodilla comprende,                        fundamentalmente, los movimientos de flexión (que                        se acompaña de un movimiento de rotación interna                        de la tibia), de extensión (que se asocia a un movimiento                        de rotación externa de la tibia) y movimientos de                        rotación, tanto interna como externa y de lateralización.                        En estos últimos, la rodilla debe estar obligatoriamente                        en semiflexión.
Manejo terapéutico
En la rodilla podemos aplicar las infiltraciones a diferentes patologías, las distintas tendinopatías, las infiltraciones de las diferentes bursitis según su situación anatómica, la infiltración de distintos puntos óseos dolorosos, la infiltración intrarticular con sus distintas variantes técnicas… Sin embargo, vamos a destacar la infiltración de tres patologías dada su relevancia y su alta prevalencia en las consultas de Atención Primaria: el derrame articular con la infiltración intraarticular, la infiltración de la tendinitis de la pata de ganso y la infiltración de la bursitis prerrotuliana (Tabla 4).
Derrame articular. Infiltración intrarticular. Artrocentesis
En la exploración física es                        positiva la maniobra del choque o peloteo rotuliano, importante                        para descartar la presencia de derrame articular. Consiste                        en colocar una mano encima del tendón cuadriccipital,                        presionando, y con la otra presionamos la rótula.                        Si existe un derrame articular la rótula se “hunde”                        como consecuencia de la presión, existe una limitación                        de la flexo-extensión de la rodilla y el dolor y                        la tensión articular se hacen más evidentes                        con la contracción del cuadriceps.
                   
                     Siempre comenzaremos la exploración de la rodilla                        por esta maniobra, pues si existe un derrame articular el                        resto de la exploración se ve dificultada por la                        presencia de líquido intraarticular.
                   
                     La artrocentesis e infiltración, hasta hace relativamente                        poco tiempo, ha sido tremendamente discutida en cuanto a                        su práctica habitual. Tras la última revisión                        sistemática realizada por Bellamy N et al. en 2007                        para la Cochrane, se detemina que las infiltraciones con                        glucocorticoides intraarticulares en el tratamiento de la                        gonartrosis son eficaces, aunque no se puede mantener este                        efecto a largo plazo (no más de cuatro semanas) y                        presentan un perfil de seguridad más que aceptable                        en contraposición con la creencia clásica.
                   
                     Ambas técnicas tienen un doble objetivo, por un lado                        diagnóstico, mediante la observación macroscópica                        del líquido articular, y por otro, terapéutico                        mediante el alivio de la tensión a que está                        expuesta una articulación ocupada y posterior efecto                        analgésico del glucocorticoide inyectado.
Técnica de Infiltración
                     Existen diferentes vías de abordaje para realizar                        la infiltración de rodilla, pero siempre debe ir                        precedida de una artrocentesis evacuadora.
                   
                     Una de las vías de abordaje más utilizada                        es la vía lateral infrarrotuliana que puede realizarse                        tanto por la cara lateral como por la cara medial. El paciente                        está en decúbito supino con la rodilla en                        extensión completa. El lugar de inyección                        se encuentra en el punto de intersección del tercio                        superior con los dos tercios inferiores de la rótula,                        introduciendo la aguja entre la rótula y los cóndilos                        femorales para lo que precisamos dirigir la aguja oblicuamente                        (45º sobre el eje del miembro inferior y ligeramente                        descendente, a posterior, sobre el plano horizontal)                        (Foto 7).
                   
                     Precisamos agujas 40/8 (verdes) y jeringas de 10 cc para                        la artrocentesis y de 2 cc para la infiltración con                        glucocorticoide depot.
                   
                     Tras la evacuación del derrame articular, si existe,                        procedemos a la infiltración de la rodilla, utilizando                        la misma aguja que permanece en el interior de la articulación,                        con 2 cc de corticoide depot que tendremos cargado previamente                        en una jeringa de 2 cc.
                   
                     Posteriormente, colocaremos un vendaje compresivo durante                        24-48 horas.
                     Tendinitis de la pata
                     de ganso. Infiltración
La pata de ganso es la inserción distal                        conjunta de tres tendones: semitendinoso, sartorio y recto                        interno, que intervienen en la flexión y la rotación                        interna de la rodilla. Su inserción es en la metáfisis                        tibial, justo por delante de la inserción distal                        del ligamento lateral interno.
                   
                     Suele ser una lesión que aparece en deportistas jóvenes                        y en mujeres obesas, con gonartrosis y postmenopáusicas                        (el genu valgo marcado predispone a padecerla). El paciente                        refiere dolor sobre todo al subir escaleras y con determinados                        deportes que requieren flexión y extensión                        repetida de la rodilla como ocurre con el tenis o el esquí.
                   
                     En la exploración física encontraremos signos                        inflamatorios (dolor, eritema, tumefacción, discreto                        aumento de temperatura…) en una zona localizada perpendicularmente                        a la tuberosidad anterior de la tibia, 2-3 cm por debajo                        de la misma, en la cara interna de la pierna. El dolor será                        más evidente si realizamos una flexión resistida                        de la rodilla (Foto 8).
Bursitis prerrotuliana
Conocida tradicionalmente como “rodilla                        de las beatas” o “mal de las fregonas”                        consiste en una tumefacción localizada como su propio                        nombre indica en la cara anterior rotuliana. Se produce                        por microtraumatismos repetitivos sobre esa zona como ocurre                        en determinadas profesiones: soladores, fontaneros, mecánicos...
                   
                     En la exploración física observamos la tumefacción                        descrita fluctuante y circunscrita a los límites                        de la rótula, que no se modifica con la contracción                        del cuadriceps, lo que la diferencia del derrame articular                        y, en ocasiones, se acompaña de signos inflamatorios                        como eritema, aumento de temperatura…
Técnica de Infiltración
                     El paciente se coloca en decúbito supino con la rodilla                        en extensión. Para realizar la infiltración                        precisamos en primer lugar extraer el líquido que                        existe en la bursa (no es infrecuente encontrar un líquido                        hemático o serohemático) para lo que utilizaremos                        aguja 40/8 (verde) cuidando no introducirla completamente                        y atravesar la bursa, con el consiguiente riesgo de punción                        accidental, y jeringas de 10 cc. Se puede realizar tanto                        por la cara interna como por la cara externa, perpendicular                        al eje del miembro y paralelo al plano de la piel (entre                        piel y rótula) (Foto                        9).
                   
                     Una vez extraído todo el líquido acumulado                        y sin retirar la aguja realizamos la infiltración                        con 2 cc de glucocorticoide depot. Tanto la evacuación                        del líquido contenido en la bolsa prerrotuliana como                        la infiltración se hará “en abanico”,                        intentando romper los tabiques que pudieran existir.
                   
                     Tras la infiltración realizaremos un vendaje compresivo                        que será evaluado posteriormente a las 24-48 horas.
                   
                     A menudo, comprobamos que se trata de una bursitis infecciosa,                        en cuyo caso no procederemos a la infiltración, sino                        al drenaje y tratamiento antibiótico adecuado.
                   
Introducción
                     y bases anatómico-funcionales
El pie es una compleja estructura, diseñada                        para realizar una serie de actividades físicas cuya                        finalidad son la carga del peso del organismo y la deambulación.
                   
                     El esqueleto óseo del pie está formado por                        26 piezas, sin sesamoideos, siete forman el tarso (astrágalo,                        calcáneo, cuboides, escafoides y tres cuñas),                        cinco metatarsianos y los catorce restantes, falanges, forman                        los dedos.
                   
                     En el tarso o bóveda plantar, podemos distinguir:                        el retropié (calcáneo y astrágalo);                        y el mediopié (escafoides, cuboides y tres cuñas),                        separándose por medio de la articulación metatarso-falángica                        o de
                     Lisfranc del antepié (metatarso y dedos).
Exploración general
Inspección
La exploración física del pie                        debe incluir la inspección en descarga (paciente                        sentado con las piernas colgando) en apoyo (descalzo en                        bipedestación) y durante la marcha.
                   
                     Se debe observar la presencia de hematomas, durezas, deformidades                        (pie cavo, varo, plano, hallux valgux, etc.), y edemas (si                        es bilateral indica patología vascular, el unilateral                        indica mas patología traumática).
Palpación
El pie se debe explorar sujetándolo                        por el talón y siguiendo siempre la misma sistemática:
                   
                     Cara medial:
                   
                     De distal a próximal palparemos:
                   
                     • Articulación metatarso-falángica del                        1º dedo del pie (principal asiento de la gota) y diáfisis                        del primer metatarsiano.
                     • Articulación metatarso-cuneiforme.
                     • Tubérculo del escafoides (palpar sobre todo                        en niños, donde un dolor selectivo a ese nivel puede                        indicar necrosis avascular).
                     • Cabeza del astrágalo (entre tubérculo                        del escafoides y maleolo interno), se suele hacer prominente                        al evertir el pie, lesión frecuente de los precipitados.
                     • Maleolo interno o tibial.
                     Cara externa:
                     Palparemos:
                     • Articulación metatarso-falángica del                        5º dedo y diáfisis del 5º metatarsiano.
                     • Base o apófisis estiloides del 5º dedo.
                     • Maleolo externo o peroneo.
                     Cara posterior:
                     • Se encuentra el calcáneo que se palpa en                        su zona plantar posterior (asiento de espolones), en su                        zona plantar anterior (fascitis) y cara posterior (inserción                        del tendón de Aquiles).
                     Cara dorsal:
                     • Metatarsianos y falanges, también diversos                        tendones: extensor propio del primer dedo, tibial anterior                        y extensor común de los dedos; también la                        arteria dorsal del pie.
                     Cara plantar:
                     • Calcáneo y cabeza de los metatarsianos, asiento                        de las metatarsalgias de la marcha del dolor del espolón                        calcáneo.
                     Exploración ligamentosa
Por su cara medial exploraremos el ligamento                        interno o deltoideo, se suele lesionar en pocas ocasiones                        por el tope al movimiento de eversión que hace el                        maleolo externo. Cuando lo hace suele ser en su totalidad.                      
                   
                     En su cara lateral, exploraremos el ligamento lateral externo                        con sus tres fascículos:
                   
                     1. Ligamento peroneo astragalino anterior (se localiza en                        una fosita anterior al peroné y es el que con mas                        frecuencia se lesiona).
                     2. Ligamento peroneo calcáneo.
                     3. Ligamento peroneo astragalino posterior.
Movilidad
Tanto la movilidad activa, pasiva o contra                        resistencia nos servirá para evaluar los posibles                        alteraciones funcionales de todas estas estructuras descritas.
                   
                     Movilidad activa.
                     • Caminar sobre la punta de los dedos (flexión                        plantar y movimiento de los dedos).
                     • Andar sobre los talones (dorsiflexion del pie).
                     • Caminar sobre ambos bordes (eversión e inversión).
                     Movilidad pasiva.
                     • Dorsiflexion y flexión plantar: Estabilizando                        el pie por el calcáneo y antepié, realizar                        dichos movimientos.
                     • Eversión e inversión forzada. Estabilizando                        el extremo distal de la pierna se invierte y evierte el                        5º metatarsiano mientras de moviliza el calcáneo.                      
                     • Aduccion (20º) y abducción (10º)                        del segmento anterior del pie. Estabilizar el calcáneo                        y movilizar el segmento anterior del pie en sentido medial                        y lateral.
                     • Flexo extensión de los dedos
                     • Cajón anterior: Tracción del calcáneo                        hacia delante mientras se empuja la tibia hacia atrás,                        explora la estabilidad del tobillo.
                     Aparato extensor.
                     • Maniobra de Thompson: Con el paciente en decúbito                        prono se comprime la masa gemelar observando flexión                        plantar del pie si el tendón esta integro.
Lesiones de partes blandas
Varias son las patologías de partes                        blandas susceptibles de infiltración por parte del                        médico de familia. Describiremos las dos patologías                        que por su prevalencia, son las causas mas frecuentes de                        dolor en la planta del pie (talalgias): la fascitis plantar                        y el espolon calcaneo.
                   
                     Otra patología menos prevalente pero con frecuencia                        responsable de dolor en la parte anterior del pie que tambien                        describiremos será la metatarsalgia anterior o neurinoma                        de Morton.
Talalgias
Fascitis plantar
                     La fascia plantar (aponeurosis plantar) se extiende a lo                        largo de la planta del pie en forma de abanico, desde la                        tuberosidad medial del calcáneo a la base de la primera                        falange. Su función fundamental es mantener de forma                        estática la forma de la bóveda plantar.
                   
                     La fascitis plantar es la causa mas frecuente de talalgia.                        En personas que permanecen mucho tiempo de pie, obesas o                        con un arco longitudinal muy pronunciado, la fascia sufre                        tensiones excesivas mantenidas, ocasionando irritación                        de sus terminaciones nerviosas a nivel de su inserción                        sobre el calcáneo.
 Diagnóstico clínico
                     La clínica se caracteriza por dolor en el talón                        que se acentúa con la marcha, sobre todo al impactar                        el talón contra el suelo. El dolor suele reproducirse                        con la presión sobre borde interno a nivel del tercio                        posterior, la hiperextension dolorosa de los dedos confirma                        el diagnóstico.
 Manejo terapéutico
                     El tratamiento inicial de la fascitis plantar ha de ser                        conservador, se basa en el reposo, corrección en                        lo posible de la estática del pie con ortesis o taloneras                        de descargas, antiinflamatorios sí no se consigue                        mejoría, infiltraciones locales con corticoides,                        técnica eficaz y segura, obteniéndose una                        respuesta satisfactoria en el 80-95 por ciento de los pacientes.
 Técnica de infiltración
                     Colocaremos al paciente en decúbito supino con el                        pie afecto cruzado sobre la otra pierna, el punto de entrada                        se localiza a nivel del borde antero-interno del talón,                        próximo a la zona de apoyo y sobre la piel fina.
                   
                     Se utiliza una aguja de 0.8 x 40 mm (cono verde) en dirección                        paralela al plano de apoyo (fascia) hasta el centro del                        talón, infiltrando lentamente para evitar la distensión                        brusca y dolorosa de la fascia, posteriormente, se le indicara                        reposo relativo durante 24-48 horas y se dejara pautado                        antiinflamatorios por si fueran necesarios (Foto                        10).
                     Las infiltraciones como en el resto de las patologías                        se pueden repetir, hasta un máximo de tres ocasiones,                        en intervalos de 2-3 semanas.
 Espolón calcáneo
                     Su origen es una exostosis ósea en la cara plantar                        del pie (tubérculo medial del calcáneo) secundarias                        a calcificaciones de la inserción de la aponeurosis                        plantar.
 Diagnóstico clínico
                     El dolor se atribuye a una inflamación del periostio,                        a una bursitis e irritacion de los filetes nerviosos vecinos                        a la base de implantación de la exostosis. Éste                        se incrementa con el paso del tiempo y al apoyar el talón                        en el suelo. En la exploración reproducimos el dolor                        cuando palpamos profundamente en el lugar de asentamiento                        del espolón, y con la dorsiflexión de los                        dedos del pie pues estiramos la fascia desde su origen.                        El diagnostico se confirma con una radiografía lateral                        del pie.
                   
                     Manejo terapéutico
                     El tratamiento es igual que para la fascitis, reposo, antiinflamatorios,                        plantillas de descargas o infiltraciones de corticoides                        con idéntica técnica que para la fascitis                        plantar.
Metatarsalgia anterior o Neurinoma
                     de Morton
Consiste en una neuritis por atrapamiento                        de los nervios plantares entre las cabezas de los metatarsianos                        y el ligamento transverso metatarsiano, sobre todo del nervio                        que transcurre entre el 3º y 4º metatarsiano,                        el nervio queda atrapado y produce una fibrosis perineural.
                   
                     Frecuentemente, se produce en mujeres de mediana edad por                        el uso indebido de calzado estrecho y tacones altos, dando                        lugar a una metatarsalgia anterior.
Diagnóstico clínico
                     Se caracteriza por un dolor neuropático de tipo lancinante,                        acompañado de quemazón, disestesias, parestesias                        y anestesia de los dedos contiguos. El paciente lo describe                        como un calambrazo. la compresión del 3º espacio                        intermetatarsiano, en presencia de neurinoma ocasiona el                        dolor descrito, o bien abarcando con una mano el pie entre                        la cabeza del 1º y 5º metatarsiano y compresión                        lateral.
Manejo terapéutico
                     Se basa en reposo, modificación del calzado habitual,                        uso de plantillas de descargas retrocapitales, AINES e infiltraciones                        de glucocorticoides.
Tecnica de infiltración
                     Una vez tumbado el paciente en decúbito supino con                        la rodilla flexionada y el pie en apoyo plantar sobre la                        superficie de la camilla, se localiza el punto de entrada                        a través del 3º espacio intermetatarsiano, emplearemos                        aguja 0,5 x 16 mm (cono naranja), introduciéndola                        perpendicularmente al plano cutáneo hasta encontrar                        el punto de parestesia (calambrazo), retirando entonces                        unos milímetros e inyectando alrededor de 1 ml.
                   
                     Si tras la realización de varias infiltraciones el                        cuadro no cediera la siguiente alternativa seria la cirugía.
 Evidencia científica sobre la efectividad                        de la terapia infiltrativa
                     del dolor plantar del talón
Las distintas posibilidades terapéuticas han sido revisadas en 19 ensayos clínicos, 5 de ellos con inyecciones de esteroides, para ver la efectividad de las distintas intervenciones y aunque la evidencia es limitada las infiltraciones demuestran ser útiles a corto plazo (1 mes) y superiores a placebo y a las ortesis (evidencia nivel A). Los aparatos de ortesis deben prescribirse con precaución en aquellos pacientes que permanecen de pie durante largos periodos de tiempo; hay evidencia también limitada de los ejercicios de estiramiento y las almohadillas para el talón se asocian con mejores resultados que los dispositivos de ortesis tradicionales en personas que permanecen de pie por mas de 8 horas al día. No hay pruebas que apoyen la efectividad del ultrasonido o de las plantillas con lámina magnética.
Aunque a menudo es un proceso autolimitado en individuos no tratados, es causa de morbilidad durante meses y, en ocasiones, hasta años, siendo importante el tratamiento precoz para un mejor resultado del tratamiento.