sábado, 26 de junio de 2010

Actualizaciones de las directrices europeas para la hipertensión

Luego, por contraposición a las directrices de la Kidney Disease Outcomes Quality Initiative (K/DOQI), que no recomendaban ninguna clase de fármaco específico como primera opción en los receptores de trasplante renal hipertensos, un nuevo metanálisis mostró que los bloqueantes de los canales del calcio (BCC) deberían ser la clase de fármacos de primera opción.
Por último, en los pacientes no obesos (índice de masa corporal [IMC] < 30,0 kg/m2), la prehipertensión (PAS de 120-129 mm Hg o PAD de 80-89 mm Hg) no conlleva un incremento del riesgo de nefropatía crónica o terminal, si bien el riesgo se  incrementa “sustancialmente” en los prehipertensos con un IMC de > 30 kg/m2.

La nueva declaración de criterios mantendrá los umbrales y objetivos de tratamiento de la presión arterial de 2007 para los pacientes de 80 o menos años de edad. Las recomendaciones para la población hipertensa general consisten en iniciar el tratamiento cuando la presión arterial persista en > 140/90 mm Hg o > 130/85 mm Hg en los pacientes con riesgo elevado o muy elevado y tratar hasta alcanzar cifras de < 140/90 mm Hg o < 130/80 mm Hg,  respectivamente.

El Profesor Mancia explicó que hasta el momento sólo en un estudio clínico, el Hypertension Outcomes Treatment (HOT) , se ha investigado la llamada curva en J, es decir, un valor por debajo del cual es dañino reducir la presión arterial; pero los análisis retrospectivos han demostrado una y otra vez que en los pacientes con riesgo cardiovascular elevado hay motivos para preocuparse cuando la presión arterial desciende por debajo de 70 mm Hg la diastólica y 120 mm Hg la sistólica mientras se da tratamiento. Añadió que el nadir de la curva en J probablemente varía en cada paciente según edad, estado clínico y la eficacia de la autorregulación de la presión arterial.

Las directrices de 2007 de la ESH y la ESC para el tratamiento de la hipertensión enumeran cinco clases de fármacos, desde entonces diversos estudios nuevos importantes y análisis retrospectivos adicionales han añadido evidencia importante a favor de los efectos protectores de los inhibidores de la ECA, ARA y AAC solos o en combinación. El empleo de los betabloqueantes en la hipertensión sigue siendo controvertible, pero el Profesor Mancia confirmó que la ESH no seguirá la última actualización de las directrices del Reino Unido, que retiró los betabloqueantes como primera, segunda o tercera opción en la hipertensión no complicada y los enumeró sólo como tratamiento de cuarta opción. Dijo que la evidencia derivada de estudios clínicos y de metanálisis demuestra que los betabloqueantes tienen “ventajas e desventajas relativas". 

La actualización añadirá que el doble bloqueo del sistema de renina-angiotensina (SRA) con un ARA más un inhibidor de la ECA es útil en los nefrópatas en quienes la proteinuria no disminuye en grado suficiente únicamente con un ARA o un inhibidor de la ECA. 


Autora: Linda Brookes