sábado, 7 de agosto de 2010

Salmonelosis

La salmonelosis no typhi es una zoonosis de distribución universal. El germen se ha aislado de casi todas las especies animales. El hombre se infecta por vía digestiva al ingerir bebidas o alimentos contaminados siendo los huevos uno de los principales involucrados. La ingesta de huevos o helados crudos o poco cocidos es la causa más frecuente de infección. Aunque la transmisión de persona a persona no es habitual, es la vía de adquisición más frecuente en hospitales o entre aquellos que carecen de conductas de higiene (lavado de manos).
Aunque la enfermedad puede afectar a cualquier persona, su incidencia es mayor en diabéticos, enfermos con déficit de la inmunidad celular (neoplásicos, tratados con corticoides o inmunosupresores, portadores de lupus eritemetoso sistémico, transplantados, infectados VIH/SIDA)
Al igual que para S.typhi la producción de infección depende del número de gérmenes ingeridos y su capacidad invasiva, el grado de acidez gástrica, el peristaltismo y la flora normal del intestino, la inmunidad local (IgA) y celular del huésped.
En la patogenia de la diarrea participan la invasión mucosa por el germen y posiblemente la elaboración de enterotoxina. La frecuencia de bacteriemia varía de 5 a 45% de los casos, dependiendo del serotipo y del estado inmunitario, preferentemente celular del paciente, aunque también humoral.
Formas clínicas
1) La gastroenteritis es la forma clínica habitual de presentación. Después de un período de incubación de 6 a 48 horas los síntomas más frecuentes son: fiebre, náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea, la que puede ser con sangre y acompañarse de tenesmo. El número de leucocitos en sangre puede ser normal o estar aumentado, con desviación a la izquierda. Por lo común la enfermedad es leve y se resuelve en pocos días. En huéspedes sanos la frecuencia de bacteriemia es muy baja, pero aumenta en niños pequeños, adultos mayores e inmunodeprimidos. Como otros gérmenes (Shigella spp, E.coli enteropatógeno, Y. enterocolítica y C.jejuni) u otras enfermedades no infecciosas (enfermedad inflamatoria intestinal) pueden ocasionar el mismo cuadro, para el diagnóstico positivo es imprescindible aislar el microorganismo de las heces.
2) Algunas especies de Salmonella pueden ocasionar un cuadro similar a S.typhi aunque más benigno.
3) Las formas bacteriémicas de salmonelosis no typhi se observan especialmente en personas inmunodeprimidas con defectos de la inmunidad celular. En la protección contra la salmonelosis no typhi los anticuerpos actúan sinérgicamente con los macrófagos y el papel del complemento sería también importante.
Los pacientes inmunodeprimidos pueden desarrollar bacteriemias sin gastroenteritis aguda previa (bacteriemias "primarias"), las que pueden ser recidivantes a pesar de una terapéutica adecuada por el hecho de ser un agente intracelular facultativo con capacidad de multiplicarse dentro de los macrófagos.
Otras veces las formas severas o bacteriémicas no se relacionan con las condiciones del huésped sino con la mayor agresividad de la cepa (S.cholerasuis, S.virchow, S. dublin).
Durante el curso de las bacteriemias pueden producirse localizaciones de la infección en cualquier órgano de la economía: endocardio, endotelio vascular previamente dañado, tracto urinario, pulmón (neumonia o empiema), hígado y bazo (abcesos), vesícula (colecistitis), articulaciones, meninges (en niños), cerebro.
En cuanto al pronóstico es variable según la forma clínica. Para la gastroenteritis es bueno, pero puede ser grave en niños, ancianos, personas con enfermedades subyacentes o que desarrollan shock séptico.
La gastroenteritis por Salmonella no typhi del enfermo inmunocompetente se considera una enfermedad autolimitada que no requiere tratamiento específico. Mejora con la reposición hidroelectrolítica y no se recomiendan los fármacos que inhiben la motilidad intestinal porque favorecen la bacteriemia. Los antibióticos no acortan la duración de la enfermedad y pueden prolongar el estado de portador.
Sin embargo hay situaciones en que es necesario administrar antibióticos. Estos están indicados cuando hay riesgos de bacteriemia (edades extremas de la vida, enfermos inmunodeprimidos), enfermedades subyacentes (cardiovascular, etc), en portadores de prótesis u otros materiales extraños, en formas severas o bacteriémicas y para las localizaciones extraintestinales.
Ampicilina, cotrimoxazol, cefalosporinas de 3ª G, ciprofloxacina, pueden ser activas, aunque es importante conocer la sensibilidad del germen ya que hay cepas resistentes a algunos de estos agentes. Ultimamente se recomienda la ciprofloxacina a la dosis de 400 o 500mg a 750 mg c/12 horas. La vía de administración es la oral para la gastroenteritis y parenteral en los otros casos. La duración del tratamiento depende del sitio de infección, siendo de 3 a 5 días para las gastroenteritis, de 2 semanas en las formas bacteriémicas y aun mayor para algunas localizaciones viscerales.
Para la prevención se aconseja no comer huevos crudos o poco cocidos, pasteurizar o hervir la leche, evitar que los portadores manipulen alimentos, higiene manos, no ingerir alimentos o bebidas que puedan estar contaminadas, ni carnes insuficientemente cocidas; potabilizar el agua y tratar adecuadamente las excretas, eliminar las moscas. La salmonelosis en VIH/SIDA es más frecuente que en la población general y también en esos pacientes es mayor la incidencia de formas bacteriémicas.
A consecuencia de la inmunodepresión por el VIH este enfermo desarrolló una forma bacteriémica, pensándose que la neumonia fue una localización extraintestinal de la enfermedad. Las salmonelosis no typhi sistémicas pueden ser la primera complicación de esa enfermedad viral. En la población de infectados por el VIH es frecuente observar episodios recurrentes de bacteriemia por Salmonella spp., lo que hace diagnóstico de SIDA.
Fiebre aislada, fiebre y diarrea, fiebre más esplenomegalia, son los cuadros que con mayor frecuencia nos han hecho sospechar la salmonelosis en los infectados VIH asistidos en el Servicio de Enfermedades Infectocontagiosas (SEIC).
La sospecha se confirma por aislamiento del germen en sangre, heces, orina y otros líquidos biológicos o tejidos.