La salmonelosis no typhi es una zoonosis de distribución     universal. El germen se ha aislado de casi todas las especies     animales. El hombre se infecta por vía digestiva al ingerir     bebidas o alimentos contaminados siendo los huevos uno de los     principales involucrados. La ingesta de huevos o helados crudos     o poco cocidos es la causa más frecuente de infección.     Aunque la transmisión de persona a persona no es habitual,     es la vía de adquisición más frecuente en     hospitales o entre aquellos que carecen de conductas de higiene     (lavado de manos). 
Aunque la enfermedad puede afectar a cualquier persona, su incidencia     es mayor en diabéticos, enfermos con déficit de     la inmunidad celular (neoplásicos, tratados con corticoides     o inmunosupresores, portadores de lupus eritemetoso sistémico,     transplantados, infectados VIH/SIDA)
Al igual que para S.typhi la producción de infección     depende del número de gérmenes ingeridos y su capacidad     invasiva, el grado de acidez gástrica, el peristaltismo     y la flora normal del intestino, la inmunidad local (IgA) y celular     del huésped.
En la patogenia de la diarrea participan la invasión mucosa     por el germen y posiblemente la elaboración de enterotoxina.     La frecuencia de bacteriemia varía de 5 a 45% de los casos,     dependiendo del serotipo y del estado inmunitario, preferentemente     celular del paciente, aunque también humoral.
Formas clínicas
1) La gastroenteritis es la forma clínica habitual de     presentación. Después de un período de incubación     de 6 a 48 horas los síntomas más frecuentes son:     fiebre, náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea,     la que puede ser con sangre y acompañarse de tenesmo.     El número de leucocitos en sangre puede ser normal o estar     aumentado, con desviación a la izquierda. Por lo común     la enfermedad es leve y se resuelve en pocos días. En     huéspedes sanos la frecuencia de bacteriemia es muy baja,     pero aumenta en niños pequeños, adultos mayores     e inmunodeprimidos. Como otros gérmenes (Shigella spp,     E.coli enteropatógeno, Y. enterocolítica     y C.jejuni) u otras enfermedades no infecciosas (enfermedad     inflamatoria intestinal) pueden ocasionar el mismo cuadro, para     el diagnóstico positivo es imprescindible aislar el microorganismo     de las heces.
2) Algunas especies de Salmonella pueden ocasionar     un cuadro similar a S.typhi aunque más benigno.
3) Las formas bacteriémicas de salmonelosis no typhi     se observan especialmente en personas inmunodeprimidas con defectos     de la inmunidad celular. En la protección contra la salmonelosis     no typhi los anticuerpos actúan sinérgicamente     con los macrófagos y el papel del complemento sería     también importante. 
Los pacientes inmunodeprimidos pueden desarrollar bacteriemias     sin gastroenteritis aguda previa (bacteriemias "primarias"),     las que pueden ser recidivantes a pesar de una terapéutica     adecuada por el hecho de ser un agente intracelular facultativo     con capacidad de multiplicarse dentro de los macrófagos.
Otras veces las formas severas o bacteriémicas no se relacionan     con las condiciones del huésped sino con la mayor agresividad     de la cepa (S.cholerasuis, S.virchow, S. dublin). 
Durante el curso de las bacteriemias pueden producirse localizaciones     de la infección en cualquier órgano de la economía:     endocardio, endotelio vascular previamente dañado, tracto     urinario, pulmón (neumonia o empiema), hígado y     bazo (abcesos), vesícula (colecistitis), articulaciones,     meninges (en niños), cerebro.
En cuanto al pronóstico es variable según la forma     clínica. Para la gastroenteritis es bueno, pero puede     ser grave en niños, ancianos, personas con enfermedades     subyacentes o que desarrollan shock séptico. 
La gastroenteritis por Salmonella no typhi del     enfermo inmunocompetente se considera una enfermedad autolimitada     que no requiere tratamiento específico. Mejora con la     reposición hidroelectrolítica y no se recomiendan     los fármacos que inhiben la motilidad intestinal porque     favorecen la bacteriemia. Los antibióticos no acortan     la duración de la enfermedad y pueden prolongar el estado     de portador. 
Sin embargo hay situaciones en que es necesario administrar antibióticos.     Estos están indicados cuando hay riesgos de bacteriemia     (edades extremas de la vida, enfermos inmunodeprimidos), enfermedades     subyacentes (cardiovascular, etc), en portadores de prótesis     u otros materiales extraños, en formas severas o bacteriémicas     y para las localizaciones extraintestinales. 
Ampicilina, cotrimoxazol, cefalosporinas de 3ª G, ciprofloxacina,     pueden ser activas, aunque es importante conocer la sensibilidad     del germen ya que hay cepas resistentes a algunos de estos agentes.     Ultimamente se recomienda la ciprofloxacina a la dosis de 400     o 500mg a 750 mg c/12 horas. La vía de administración     es la oral para la gastroenteritis y parenteral en los otros     casos. La duración del tratamiento depende del sitio de     infección, siendo de 3 a 5 días para las gastroenteritis,     de 2 semanas en las formas bacteriémicas y aun mayor para     algunas localizaciones viscerales.
Para la prevención se aconseja no comer huevos crudos     o poco cocidos, pasteurizar o hervir la leche, evitar que los     portadores manipulen alimentos, higiene manos, no ingerir alimentos     o bebidas que puedan estar contaminadas, ni carnes insuficientemente     cocidas; potabilizar el agua y tratar adecuadamente las excretas,     eliminar las moscas. La salmonelosis en VIH/SIDA es más     frecuente que en la población general y también     en esos pacientes es mayor la incidencia de formas bacteriémicas.
A consecuencia de la inmunodepresión por el VIH este enfermo     desarrolló una forma bacteriémica, pensándose     que la neumonia fue una localización extraintestinal de     la enfermedad. Las salmonelosis no typhi sistémicas pueden     ser la primera complicación de esa enfermedad viral. En     la población de infectados por el VIH es frecuente observar     episodios recurrentes de bacteriemia por Salmonella spp.,     lo que hace diagnóstico de SIDA. 
Fiebre aislada, fiebre y diarrea, fiebre más esplenomegalia,     son los cuadros que con mayor frecuencia nos han hecho sospechar     la salmonelosis en los infectados VIH asistidos en el Servicio     de Enfermedades Infectocontagiosas (SEIC). 
La sospecha se confirma por aislamiento del germen en sangre,     heces, orina y otros líquidos biológicos o tejidos.